Poco o nada se ha visto reflejado en el precio del carburante el hundimiento de la cotización del crudo que se vivió durante el confinamiento. Con la vuelta a la rutina, llenar el depósito de combustible cuesta lo mismo de siempre.

A pesar de la reducción del consumo que anuncian siempre los fabricantes en sus nuevos modelos, la realidad suele quedar algo alejada de las cifras oficiales. Y es que el consumo depende de numerosos factores como: la actitud al volante, la forma de conducir, la velocidad, el peso y la carga del vehículo…

Ahora bien, ¿se pueden hacer más kilómetros con la misma cantidad de gasolina o diésel? Desde luego que se puede, y aquí van unos trucos para conseguirlo.

¿Ventanillas bajadas o aire acondicionado?

En un coche (y en cualquier objeto que se mueva a cierta velocidad), la aerodinámica influye. No solo el aire que choca contra la parte frontal del vehículo ofrece resistencia, también lo hacen las turbulencias que se generan alrededor y en la parte posterior. Con las ventanas cerradas se mantiene una superficie uniforme por la que el aire circula sin grandes obstáculos. Si estas ventanas están abiertas, parte del aire entra en el interior, mientras otra cantidad de aire intenta salir y se forma una turbulencia. Esto, aunque parezca mentira, supone que el motor necesita realizar un esfuerzo mayor para mantener la misma velocidad. Por lo tanto, el consumo aumenta. Lo más conveniente es bajar las ventanillas lo necesario para poder ventilar el interior, pero no del todo.

La teoría es más fácil que la práctica, sobre todo en las regiones más calurosas. Para eso está el sistema de climatización con aire acondicionado que equipan muchos coches. El inconveniente que tiene este aparato es que funciona mediante la energía que le proporciona el motor del automóvil, lo que supone, también, un esfuerzo extra para este y un aumento del consumo de combustible.

Sabiendo que ambas soluciones suponen un gasto extra de carburante, lo mejor es combinarlas: lo ideal es bajar las ventanillas en días calurosos al iniciar la marcha, permitiendo que el habitáculo se ventile, y mantenerlas cerradas cuando el aire acondicionado esté en funcionamiento. De esta forma, el aire frío del interior no se perderá y el sistema de aire acondicionado exigirá menos energía para mantener la temperatura.

Carga: el maletero no es un trastero

Otro factor importante es el peso total del vehículo. Cuantos más kilos se deban poner en movimiento, más energía se requerirá y más combustible será necesario. Por ello, es aconsejable no sobrecargar el coche con peso innecesario. Si algo se puede quedar en casa, estará mejor ahí que en el maletero del coche.

Es aconsejable no sobrecargar el coche con peso innecesario

A la hora de viajar, conviene tener esto en cuenta también. Maletas y personas suman un peso considerable que no deberá superar, bajo ningún concepto, el máximo admitido por el vehículo. En este caso, además, es recomendable ajustar las presiones de los neumáticos según indique el fabricante. De esta forma, el rozamiento extra de los neumáticos no supondrá elevar en exceso el consumo de combustible, ni comprometerá la estabilidad del coche.

En el caso de no poder transportar toda la carga en el maletero, siempre está la opción de instalar una baca en el techo. Esta debe ser la última opción, ya que las desventajas son más que las ventajas: la baca produce mayor resistencia aerodinámica, supone más peso y eleva el centro de gravedad del vehículo. Si no se va a usar, lo mejor es retirarla y guardarla en casa hasta que vuelva a ser necesaria.

La velocidad y la agresividad al volante penalizan

La velocidad es una de las principales causas de accidente según todas las campañas sobre seguridad vial. Pero también es una de las principales causas de vaciar el bolsillo del conductor, ya que el consumo de un coche aumenta exponencialmente según aumenta su velocidad. Los límites de velocidad no solo previenen accidentes, también evitan que el consumo del carburante se dispare.

Una actitud relajada y previsora al volante reducirá el consumo

Otro aspecto a tener en cuenta es la actitud al volante y la forma de conducir. Cuanto más se frene y acelere, mayor será el consumo. Por el contrario, una actitud relajada y previsora lo reducirá. Algunos trucos para estirar la autonomía del depósito de combustible son: mantener una velocidad estable, prever una detención y levantar el pie del acelerador con tiempo para circular por inercia hasta detenerse, no acelerar en bajadas mientras se usa el freno motor, o circular con marchas largas.

Si el coche está en buen estado, consumirá menos

Y por último pero no menos importante: cuidar el coche. No solo hay que mantenerlo limpio por fuera, hay que cuidarlo por dentro. Pasar las revisiones estipuladas por el fabricante ayuda a prevenir averías; sustituir piezas cuando su vida útil termina, como filtros, aceite, bujías, neumáticos…, ayuda a que el motor funcione de forma eficiente y, por lo tanto, consuma menos combustible.

Además, muchos coches modernos equipan sistemas 'start/stop' que apagan y arrancan el motor de forma automática durante las retenciones. Esta opción permite reducir el consumo y evitar concentraciones de gases tóxicos en zonas de tráfico denso.