El Plan Nacional de Calidad del Aire y Protección de la Atmósfera 2013-2016 puso las bases para que la DGT estableciera una clasificación del parque de vehículos que circulan por nuestras carreteras con arreglo al impacto ambiental de cada uno de sus sistemas de propulsión.
A cada uno de ellos les adjudicó un distintivo ambiental, las "etiquetas", que nos permiten distinguir cinco tipos de vehículo, de más contaminante a menos: los que no tienen etiqueta, los etiqueta B (diésel y gasolina antiguos), los de etiqueta C (todos los diésel y gasolina que se fabrican actualmente), los etiqueta 0 emisiones (eléctricos e híbridos enchufables capaces de recorrer al menos 40 km solo con propulsión eléctrica) y los etiqueta ECO (híbridos con menos de 40 km de autonomía en eléctrico y los propulsados por diferentes tipos de gas). Entre estos últimos estarían los de gas licuado de petróleo o GLP.
Se trata de una tecnología que han adoptado no pocos fabricantes, por su buen compromiso en materia de eficiencia. Es un combustible más asequible que la gasolina, menos contaminante y cuya utilización solo demanda una somera modificación de un modelo con motor de gasolina para usar este gas.
Dos combustibles en un mismo coche
El GLP se presenta en estado líquido y es, básicamente, una mezcla de butano y propano a presión. Los vehículos preparados para este tipo de combustible lo están también para gasolina y pueden funcionar con ambos indistintamente. Tienen depósitos separados para cada uno de ellos. De hecho, en cualquier modelo se pasa de un combustible al otro con solo pulsar un botón y se puede hacer en marcha.
Menos consumo y autonomía extendida
Se trata de un combustible tan seguro como puede ser la gasolina y, según Repsol, el mayor proveedor español de GLP en la actualidad: "reduce las emisiones de CO2 y elimina casi al 100% la emisión de partículas a la atmósfera". Al disponer un vehículo de su tanque de gasolina y de otro separado para GLP, normalmente instalado en el hueco de la rueda de repuesto (ésta se sustituye por un kit antipinchazos), su autonomía se incrementa, factor que hay que sumar al resto de ventajas que aporta. Además, el mismo modelo reduce su consumo hasta en un 40% con respecto a la gasolina, cuyo precio también es superior.
Mucho más limpio, con etiqueta ECO
Otra de las ventajas es el acceso a la etiqueta ECO, dado que se trata de un combustible que libera hasta un 14% menos de CO2 que la gasolina a la atmósfera, emite un 96% menos de NOx respecto al diésel y contiene la contaminación acústica a casi la mitad.
El distintivo ambiental ECO permite acceder, además, al centro de las ciudades en episodios de alta contaminación (y, por tanto, de restricciones del tráfico), circular por el carril bus/VAO y disfrutar de bonificaciones en zonas de estacionamiento regulado.
Repostaje, sin problemas
La gran autonomía que proporciona convierte al GLP en una opción más que interesante frente a otras incluso más ecológicas, como los eléctricos puros o los vehículos de pila de combustible, aún en estado de desarrollo muy embrionario y muy caros. Pero, además de esa autonomía, hay que tener en cuenta la gran cantidad de puntos de repostaje que existen ya en el territorio nacional y que hacen de este tipo de gas licuado una opción seguramente más a tener en cuenta, por ejemplo, que el GNC (gas natural comprimido), otra de las tecnologías merecedoras de la etiqueta ECO.
No en vano, en España hay poco más de 70 estaciones de repostaje de GNC frente a las más de 600 que disponen de GLP. La compañía española Repsol lidera la comercialización y distribución de GLP en nuestro país bajo la marca AutoGas, con más de 400 puntos de suministro repartidos por las estaciones de servicio de la Península y Baleares.
Planifica tu viaje
En la actualidad no resulta difícil planificar un viaje largo con un automóvil propulsado por GLP, dado que existen muchos buscadores de puntos de repostaje, como el de la propia Repsol, los de marcas de automóviles propulsados por GLP, como Dacia, instaladores independientes de sistemas de GLP, como Ircongas, o incluso el Geoportal de Hidrocarburos, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Otro gasto más
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