Civiles "destrozados"
Un médico español relata el horror de Gaza: aperturas de cráneo solo con ibuprofeno o decenas de pacientes por el suelo
Los detalles Esta experiencia comenzó siendo "un impacto tremendo", asegura Raúl, que ha perdido 12 kilos debido al estrés que ha sufrido en un hospital que ha sido atacado seis veces.

Resumen IA supervisado
Raúl, un médico valenciano, compartió su experiencia tras cuatro meses como voluntario en el Hospital de Jan Yunis, en la Franja de Gaza. Durante este tiempo, perdió 12 kilos debido al estrés, ya que el hospital fue atacado seis veces. Describió noches de insomnio por los temblores del edificio y relató el constante tratamiento a civiles, muchos de ellos niños, con heridas graves. Con solo 270 camas y en medio de una ofensiva israelí que buscaba maximizar las bajas civiles, el hospital enfrentó una escasez crítica de medicamentos y protección. Raúl recordó especialmente el caso de una niña de cuatro años que falleció tras sufrir graves heridas, un desenlace que consideró como lo mejor para ella dadas las circunstancias.
* Resumen supervisado por periodistas.
Un médico valenciano ha narrado su experiencia tras pasar cuatro meses como voluntario en la cuarta planta del Hospital de Jan Yunis, Franja de Gaza. Esta temporada comenzó siendo "un impacto tremendo", asegura Raúl, que ha perdido 12 kilos debido al estrés que ha sufrido en un centro que ha sido atacado seis veces.
Asimismo, desvela que por las noches se despertaba "entre siete o diez veces" porque temblaba "toda la estructura del edificio". "No paraba de tratar a civiles destrozados por metralla, muchos niños, con heridas horribles, amputaciones, perforaciones de tórax, abdomen, cabeza, quemados", añade.
En las instalaciones contaban con tan solo 270camas en un lugar donde viven cientos de miles de personas: "Están por el suelos por los pasillos, por los patios del hospital... Todos los días recibíamos familias enteras muertas o heridas".
Sin protección ni medicamentos
A partir de junio, cuenta el sanitario, "todo empeoró muchísimo" ya que la ofensiva israelí tenía como objetivo "matar al máximo número de civiles". Con la llegada de masas de heridos, el desarrollo de operaciones y curas comenzó a ser una tarea casi imposible.
Además de no contar con muchos medicamentos, los médicos no usaban protección como guantes y gasas e incluso llegaron a realizar aperturas de cráneo o tórax administrando solo ibuprofeno, ya que no tenían morfina.
El caso que más ha marcado a Raúl es el de una niña de cuatro años "con un agujero en la cabeza por donde se le salía el cerebro". "Era lo que se llama en Gaza un niño herido sin familia sobreviviente", indica. Con un mal pronóstico y después de la segunda operación, el médico, que quiere volver de nuevo como voluntario, explica que la menor finalmente falleció y que morir era "lo mejor que le podía pasar".