Babou Jallow sale todos los días de su casa intranquilo y mirando a cada lado: "Si no miras a todos lados puedes perder tu mercancía", dice el joven.

Hace siete años que llegó a España desde Gambia en patera y desde entonces se gana la vida como mantero. Ya en suelo español, otros manteros le ayudaron a comenzar su nueva vida como vendedor de bolsos en la calle: "Africanos que están allí le piden dinero para los nuevos que quieren empezar la manta".

No hay que olvidar que con esta actividad viven al margen de la ley. "El cordón no lo dejes dentro para recogerlo rápido", explica Babou. Por eso tienen que salir siempre en grupo y estar muy pendientes de que la Policía no les requise la mercancía o les lleve detenidos al calabozo porque llegar a casa cada día es un regalo.

Una actividad precaria de la que quieren huir. Por eso el sindicato de manteros de Barcelona ha creado la marca 'top manta'. Camisetas y zapatillas producidas por ellos mismos con un logo que representa una manta, una patera y unas olas como símbolo del sufrimiento que pasan para llegar aquí.

"Es una marca colectiva, ética y solidaria", declara Asis Fai, miembro del Sindicato Popular Vendedores Ambulantes. Los manteros de toda España continúan su lucha para reivindicar ante el Congreso la despenalización del top manta. Algunos diputados ya les han escuchado: "No deben ser las víctimas de la persecución policial", señala Juan Lópe Uralde, diputado y coportavoz de Equo.

Pero a pesar del apoyo, todavía les queda un largo camino para que el gesto de recoger la manta sea historia.