Nicola Carpenter es toda una madre luchadora. Cuando descubrió que su hijo Alec de tan solo un año tenía un bulto en la parte superior de la pierna fue al médico para mostrarle el problema para descartar que el bebé tuviera un tumor. Según ha contado a The Mirror, los médicos la dijeron que no debía preocuparse por nada pero Carpenter no se quedó conforme y decidió acudir a otros médicos, además los bultos comenzaron a aparecer por otras partes.
A pesar de que va tenía varios bultos, los otros médicos a los que acudieron les dijeron lo mismo: "No tiene absolutamente nada". Incluso algunos le pidieron a ambos padres que fueran con más calma porque estaban siendo "demasiado protectores" porque se trataba de su primer hijo.
Obviamente tampoco hicieron caso a estos médicos y lo llevaron al Hospital Ipswich, justo en el momento que le salieron moretones alrededor de los ojos. Allí les dijeron de manera equivocada que podría tener neurofibroma, una enfermedad que acorta la vida y causa tumores en el tejido nervioso, y le mandó volver a su médico de cabecera.
"El parto de Alec fue muy difícil y no pudo respirar por sí mismo durante las primeras cuatro horas de vida", explica la madre. Nicola dice que "estaba histérica" hasta que finalmente, un oncólogo le confirmó que el pequeño tenía cáncer. Alec fue sometido a cuatro sesiones de quimioterapia y una operación que le extirpó el tumor. Ahora por fin su hijo está completamente sano y listo para afrontar la vida como un niño de su edad.