Tan solo cuatro días después del crimen, la Policía pinchó todos los teléfonos de la familia. Los investigadores tuvieron acceso, como se desprende del sumario del caso, a conversaciones como una de Miguel López con un amigo. En ella le cuenta que tras el asesinato de su suegra apenas ni come ni duerme.

Los agentes descartan desde el principio que el crimen sea trabajo de un asesino a sueldo. Ni el tipo de arma, poco profesional, ni la munición hacen sospechar de un sicario. Tampoco que dejaran los casquillos de las balas allí mismo. Además, el tipo de disparo, dicen los investigadores, denota nerviosismo e inexperiencia.

En el sumario los agentes reconstruyen minuciosamente la escena del crimen. 700 páginas de investigación, a las que ha tenido acceso laSexta, que incluyen 40 interrogatorios, entre ellos uno a uno de los empleados del concesionario y que desmonta la versión de Miguel López: "El único que ha podido dejar el vehículo en el lavadero es Miguel, la única persona que se atrevería a dejarlo allí. El que dijo que se lo iba a entregar a María del Carmen". El acusado siempre ha mantenido que él no se encargó de estos asuntos con su suegra.