A Mónica Racamonde no se le olvida cómo le hablaban algunos clientes cuando empezó a trabajar en un taller. Recuerda que quienes iban a pedir presupuesto, primero preguntaban si les podía atender un chico. "Tú ya estás apurada porque tienes poca confianza y ocurren estas situaciones que te hacen pasarlo mal", reconoce.

Aunque estuvo ligada toda la vida al mundo del motor, empezó a trabajar como mecánica hace 15 años y prácticamente, cuenta, por azar. Tras estudiar empresariales y trabajar en una empresa informática le salió un trabajo en el taller como administrativa.

Ahora ella es la responsable, tiene a cuatro hombres a su cargo y aunque la situación ha evolucionado, dice, y hay muchos clientes que directamente preguntan por ella, todavía es discriminada por parte de otros por el mero hecho de ser mujer. "Que todavía haya personas que vengan y me digan '¿Tú me vas a mirar los neumáticos?, ¿pero tú sabes?', pues todavía eso duele", cuenta.

Su trayectoria profesional dedicándose al sector de la automoción siendo mujer, dice, no ha sido siempre cómoda. Pero hoy, echando la vista atrás, se siente orgullosa de todo lo que ha conseguido: "He derribado un muro grande, he demostrado que se puede ser mamá y mujer y ser responsable de taller".

En su sector queda mucho aún por recorrer, pero insiste en que ni los trabajos tienen género, ni el taller, como ella ha demostrado, es cosa de hombres.