Kayla tenía 9 años cuando su madre, aprovechando sus derechos de visita, la secuestró en Illinois, Estados Unidos. Fue el 5 de julio de 2017. Desde entonces su padre que tenía la custodia de la pequeña no ha dejado de buscarla con la ayuda de la policía.

El jefe de la policía de South Elgin, Jerry Krawczyk asegura que "han trabajado duro durante los últimos seis años. Cientos de horas de trabajo" tratando de dar con su paradero.

Ryan, el padre de Kayla, también recurrió a una ONG que busca niños desaparecidos. Todo este tiempo han llenado las redes con su foto y han elaborado dos retratos robot de la menor para que, quien la viera, pudiera identificarla años después.

Alan Nanavaty, del Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados declara que en este caso, con Kayla, se realizó una fotografía de edad progresiva primero a los 12 años y luego a los 14. "Generalmente las hacemos cada dos años hasta que el menor es encontrado", ha añadido.

En este caso el retrato fue clave, pero sobre todo Kayla ha aparecido gracias a que su historia formó parte de un documental de Netflix de gente desaparecida. El propietario de una tienda de ropa de segunda mano en Carolina del Norte, que había visto la serie, la reconoció a ella y a su madre y no dudó en avisar a la policía.

Una colaboración fundamental que los agentes incentivan a que no tengan miedo si se ven en una situación similar a ésta. El jefe de la policía de South Elgin, Jerry Krawczyk sorprendido dice "que es la primera vez que escucho sobre esto de nuestro departamento, así que sí, creo que es muy inusual. Y qué gran manera para que un programa como ese tenga un impacto positivo".

La madre fue detenida y ha tenido que pagar una fianza de 250.000 dólares. Se enfrenta a varios cargos, entre ellos el de secuestro infantil. El padre de Kayla, agradecido, ha pedido privacidad, para conocer de nuevo a su hija, ahora adolescente que nada tiene que ver con la niña que era hace seis años.