A pesar de que a simple vista podría tratarse de una imagen idílica, la presencia de osos en entornos urbanos puede convertirse en una auténtica pesadilla. Es lo que les sucede a los vecinos de Villarino del Sil, en León. Llevan años denunciando que en concreto una osa, a la que han apodado Lechuguina, baja al pueblo de forma sistemática en busca de comida. "No nos deja nada en el pueblo, ni lechugas, ni cerezas, ni manzanas", cuenta Avilio, un vecino de la localidad.

Además de las pérdidas económicas reconocen que tienen miedo, "el peligro está ahí, y lo que no pasa en 20 años pasa en un segundo".

Los habitantes de esta pequeña localidad la han grabado en varias ocasiones y siempre dan aviso a la Junta de Castilla y León. Son las llamadas 'patrullas oso' las que se encargan de vigilar las zonas oseras, garantizar un espacio protegido y también controlar que no se acerquen a núcleos urbanos.

Daniel Pinto, el coordinador de estas patrullas en la Junta de Castilla y León, nos cuenta que llevan años controlando a la osa que baja a Villarino del Sil. "Los años que no tiene crías se acerca al pueblo a comer. Hay muchos árboles y es un atractivo para ella. Hace dos años la capturamos y la hemos disuadido pero ahora ha vuelto a reincidir". El protocolo marca las pautas que tienen que seguir "estamos haciendo líneas de protección para que el oso no pueda acceder a la fuente de alimentación, pero no tiene sentido llevárnosla a cautividad, sería la última opción: "Por el momento ya han instalado una trampa para capturarla y poder marcarla, además de medidas de disuasión con bolas de goma y perros de rastro especializados en acosar a osos y sacarlos de los pueblos".

A la pregunta de si es peligrosa recuerda "nunca sabemos como puede reaccionar un oso, pesa 120 kilos. Se suelen asustar de las personas pero hay que tener precaución y en ningún caso acercarse".