El hombre que permanecía atrincherado desde este este lunes, 18 de agosto, en el bar 'Maxi 2' ubicado en la calle La Salina, cerca de la plaza de Europa de Zaragoza, se ha suicidado, según ha confirmado la Jefatura Superior de Policía de Aragón. 

Se trata de Luis Pedro R.G., de 63 años, y llevaba más de 20 horas confinado en este establecimiento. Con gases y granadas de aturdimiento, la policía ha intentado que abandonase su atrincheramiento. Sin embargo, no ha sido suficiente.

"Se ha intentado que, con los gases, tuviera la necesidad de salir fuera para respirar", ha declarado Pilar Fornies, portavoz de la Policía Nacional en Zaragoza.

Sin embargo, pasadas las seis de la tarde la policía entraba con mascarillas en el establecimiento. El cuerpo policial habló con Luis hasta el último momento pero, veinte minutos después, decidió quitarse la vida con un arma de fuego.

"Se ha quitado la vida en una de las estancias del recinto y lo único que se puede comentar es que se ha escuchado un disparo que alertaba de la situación", ha añadido la portavoz de la policía.

También han permanecido allí la hermana de Luis, el hijo y Fátima, tratando de hacerle desistir de su actitud, junto a un equipo negociador de la policía. Agentes del Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Nacional han accedido al interior del bar y se han podido escuchar detonaciones provenientes del interior del local.

Durante todo el día, un equipo de negociadores ha intentado convencerle, pero Luis sólo contestaba con monosílabos. En ningún momento consiguieron ver avance alguno durante las más de veinte horas en las que estuvo atrincherado el hombre. Ni siquiera su propia familia ni su expareja consiguió convencerle.

Según diversas fuentes, su pareja rompió con él tras haberle prestado 40.000 euros para el traspaso del bar que el fallecido regentaba, y ayer ambos habrían tenido una fuerte discusión. Sin embargo, la mujer ha dicho en una entrevista concedida a Aragón Radio que las causas por las que se ha encerrado no son económicas, sino que su reacción era un "capricho".

Según ha explicado, Luis ha dejado escrito en un papel a la policía que no quería "nada" y ha pedido que la mujer entrara al bar para hablar con ella, a lo que ella se ha mostrado dispuesta si él entregaba la pistola que poseía, algo que no ha querido hacer.

Un final trágico que nadie en se esperaba ni deseaba en Zaragoza.