A pesar de que no estaban permitidas las celebraciones en las calles, ni el ocio nocturno, la Nochevieja no ha sido tranquila para las patrullas de Policía.

En lugares como las 3.000 viviendas de Sevilla, algunos vecinos han hecho fogatas en la calle para preparar barbacoas fuera del horario permitido. "Lo importante es tener salud y libertad", aseguraba un hombre.

Pero libertad es precisamente lo que se han tomado todos aquellos que han estado en la calle más allá del toque de queda llevando alguna botella de alcohol, o directamente bebiéndosela e intentando montar una fiesta en los soportales.

"En esta zona la gente parece que va a su aire y no respeta las medidas de seguridad", explica un policía tras trabajar en la zona de las 3.000 viviendas.

En Barcelona, cuando llegó la hora de quedarse en casa, la Guardia Urbana llamó la atención hasta a los que iban en autobús o en taxi.

También controló si alguien se había pasado con las copas. De hecho, a una joven en bicicleta le pillaron casi cuadruplicando el nivel de alcohol. "Me he tomado dos copas de cava y, al parecer, me ha subido muchísimo, pero no tenía ni idea. Me han parado, me han retenido la bicicleta, tengo que ir a casa y no sé qué hacer", ha explicado la joven.

En la Comunidad de Madrid hay quien además de saltarse el toque de queda, lo ha hecho bebiendo más de la cuenta, tal y como han comprobado los controles de alcoholemia de la Policía. No obstante, las intoxicaciones etílicas se han reducido hasta en un 84%.