Nada se sabe de Ana María desde que hace dos semanas se le perdiese la pista en su piso del conocido barrio Salamanca de Madrid. La mujer estadounidense de 40 años mandó dos mensajes muy extraños el día de su desaparición y su familia, la cual se muestra muy preocupada, creen que no los escribió ella. Por el momento, el FBI lo investiga.

La sonrisa es, para quienes la conocen, su seña de identidad. Independiente y amante de los viajes, Ana María, colombiana residente en Miami hasta hace tres meses, había llegado a España con la idea de empezar su vida de cero, pues "tuvo un divorcio muy problemático y muy difícil", relata a laSexta Joaquín Amills, portavoz de la familia de la desaparecida. "Ana María viene a España precisamente huyendo de esta situación tan tensa", enfatiza Amills de SOS Desaparecidos.

Pero algo ocurrió la noche del pasado 2 de febrero. Según afirma a laSexta, Sanna Rameu, amiga de Ana María "la última vez que fue vista estaba en los alrededores de su apartamento, sobre las 10 de la noche [del viernes] en Madrid". "Después de esto no sabemos que pasó", señala Rameu.

Sus amigas le pierden la pista. Y esa misma madrugada la cámara del telefonillo de su piso y también la de seguridad aparecen tapadas con un spray negro.

"Creo que fue algo planeado. Las cámaras del edificio estaban [tapadas] con aerosol oscuro. Lo que dice la portera es que un tipo con casco negro fue quien lo hizo", asegura el hermano de Ana María, Felipe Henao, en una entrevista al medio colombiano Radio W.

Esa misma portera asegura ante las cámaras de laSexta que nunca antes había ocurrido algo similar "en los más de 8 años" que lleva trabajando en el lugar. Sospechan que tenga algo que ver con la repentina desaparición de Ana María.

Dos mensajes iguales, pero con tres horas de diferencia

Pero lo más desconcertante está en los mensajes a los que ha podido acceder laSexta. En ellos Ana María escribe a una amiga de su máxima confianza lo siguiente: "Conocí a una persona maravillosa. Tiene una casa de recreo a unas dos horas de Madrid. Ahora nos vamos y pasaré unos días allí. Aunque apenas hay señal. Te marco cuando vuelva". Este mensaje lo manda el sábado a la una y media del mediodía, pero tres horas más tarde, otra de sus amigas recibe exactamente el mismo texto en castellano.

Los tiempos no cuadran, puesto que no podía estar a dos horas de ese mismo destino, tres horas más tarde de haberse puesto de camino. Tampoco lo hace la forma de expresarse en estos mensajes. Su hermano afirma que "los mensajes que [su hermana] envió en español no tienen sentido, porque no son como nosotros los escribiríamos". El tono es demasiado formal.

Por el momento, ya lleva casi dos semanas desaparecida. Sobre la mesa restan todavía muchas dudas y muy pocas respuestas. Eso sí, su amiga no duda en aseverar que "ella no se ha marchado por su cuenta".