Por sus, según los vecinos, actitudes reprobables

Donald Trump y Elon Musk se cuelan en la Semana Santa y arden en la tradicional quema de los Judas

¿En qué consiste?
En localidades como Coripe, se cuelga de un árbol el muñeco de un personaje con un comportamiento reprochable para tirotearlo y prenderle fuego. La identidad de la figura, un secreto hasta llegar al lugar.

Trump y Musk, ardiendo en la quema de los Judas de Semana Santa
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Es una tradición. Es una que se realiza en estas fechas de Semana Santa. No, no son los pasos. Ni las procesiones. Es la tradición de quemar a Judas. A los judas. A unos muñecos que representan, en este caso, la libertad y el fin de las guerras. Porque, en zonas como en Alfaro, en La Rioja, y en Coripe, en Sevilla, la figura de Donald Trump ha ardido. La suya, y también la de otros como Benjamin Netanyahu.

En el primero de los lugares han ardido ambos. También otro montón de personajes como Elon Musk, quien acompañaba al presidente de Estados Unidos en un cohete bajo el lema 'Pa Marte', al ser Musk el CEO de Space X y sabiendo los deseos del dueño de X en llegar al planeta rojo.

Pero Trump ha ardido en más sitios. En Coripe. En Sevilla. En un lugar en el que se han acordado de él con una figura. Con un muñeco rubio, con corbata roja y un traje de chaqueta oscuro. Ahí, aparte de quemarlo, le han tiroteado para seguir con la tradición de cada Domingo de Resurrección.

En ella, se lincha a una figura de Judas que representa a alguien cuyas acciones, bajo el criterio de los vecinos, son más que reprobables. Es una tradición centenaria en esta localidad sevillana. Cada Semana, de un árbol, se cuelga a un muñeco y se le prende fuego.

Se elige a un personaje que haya realizado una mala a acción. O varias malas acciones. Las personas que se encargan de todo esto guardan con recelo el secreto de su identidad, que solo conocen tres en el pueblo, y todo se desvela cuando se llega al lugar del linchamiento.

Andalucía, mirando al cielo

Ha sido una Semana Santa en la que ha habido que mirar, y no poco, al cielo. Con climatología adversa. Con la lluvia haciéndose notar hasta el último día con las tradicionales procesiones del Domingo de Resurrección. El agua, por ejemplo, ha truncado las ilusiones de los hermanos de las corporaciones que tenían previstas sus salidas procesionales en este día en Andalucía, en algunas de sus capitales de provincia.

En Málaga, por ejemplo. Allí no han podido salir de la Iglesia de San Julián los tronos del Santísimo Cristo Resucitado y María Santísima Reina de los Cielos. Una vez comprobada la probabilidad de lluvias en las horas de las procesiones, se ha optado por suspenderlas. Y es que, además, iba a desfilar el patrimonio artístico de todas las hermandades y cofradías y podría dañarse.

En Jaén y en Granada tampoco han podido salir las procesiones, habiendo corrido mejor suerte el resto de las capitales. Las hermandades de El Resucitado han podido hacer sus recorridos con, eso sí, la mirada puesta en el cielo. Tras estar mirando al mismo durante 30 minutos ha salido, por ejemplo, la Hermandad de la Resurrección en Sevilla en su itinerario habitual. En Huelva, Córdoba y Almería, lo mismo.

Otras tradiciones: la Bajada del Ángel en Tudela y la tamborrada en Madrid

En Tudela, mientras, se ha vivido la llamada Bajada del ángel, que anuncia a la Virgen María la resurrección de su hijo en una escena declarada fiesta de interés turístico nacional. A la misma han acudido miles de personas y, en esta ocasión, ha sido la niña India Moleón, de 7 años, la protagonista de una ceremonia cargada de emoción.

Así, India ha bajado desde una ventana, decorada como si fueran las puertas del cielo, amarrada con un arnés a una maroma y vestida de ángel. Se ha deslizado sobre la plaza mientras lanzaba al público aleluyas en forma de papeles. En Aranda de Duero (Burgos), la tradición familiar ha cobrado más relevancia que nunca en la Bajada del Ángel.

En Madrid, una tamborrada a cargo de la Cofradía de la Coronación de Espinas de Zaragoza ha cerrado la Semana Santa. Lo ha hecho, como es costumbre, en la Plaza Mayor de la capital, con los alcaldes de ambas ciudades, José Luis Martínez-Almeida, en el acto.