Carmen fue condenada a 9  años y medio por quemar vivo al violador de su hija de 13 años. Se lo encontró paseando tranquilamente  por su pueblo, en Benejúzar, Alicante,  y no pudo soportarlo.

Se hizo con una garrafa de gasolina y le prendió fuego en plena calle. Desde entonces, Carmen dice que ni siquiera recuerda lo que hizo aquel día. Su defensa fue en su momento el alegar un trastorno mental transitorio y el Tribunal Supremo redujo su condena a cinco años.

El violador murió por las quemaduras y Carmen pasó un año en prisión preventiva en 2005 pero luego volvió a casa mientras se decidía sobre su indulto.

Ahora, tendrá que entrar en la cárcel pese a los informes favorables de la fiscalía. Su abogado  ha presentado un recurso ante el supremo. No entiende como el gobierno perdona a otros delitos y no a esta madre, totalmente traumatizada por la violación de su hija.