Gran historial delictivo
Cuando la edad es el mejor disfraz: una octogenaria de 81 años roba en cinco pisos de Málaga sin levantar sospechas
Los detalles La ladrona usaba cartas de restaurante y recortes de plástico para entrar en las casas, y fingía ser una limpiadora o que se había despistado. Su objetivo, dinero y joyas.

Resumen IA supervisado
Una mujer de 81 años robaba en pisos de Málaga sin levantar sospechas debido a su edad. Fingía ser una limpiadora o estar despistada, hasta que un inquilino alertó a la policía mientras ella actuaba. Su historial delictivo era notable, utilizando métodos como recortes de plástico y cartas de restaurante para abrir cerraduras. Buscaba dinero en efectivo y joyas. No es el único caso de delincuentes mayores: un hombre de 72 años robó 76.000 euros de un banco en 13 minutos, mientras que dos personas de 80 y 73 años robaron 30.000 euros tras maniatar a sus víctimas, escapando siempre en transporte público para pasar desapercibidos.
* Resumen supervisado por periodistas.
Nadie sospechaba de ella. Nadie se percataba de su mera existencia mientras robaba. Mientras cometía los hurtos en hasta cinco pisos de Málaga. El motivo, su edad. Sus 81 años. Entraba y robaba, fingiendo ser una limpiadora o que se había despistado hasta que un inquilino avisó a la Policía con ella en acción.
Su historia delictivo era importante. Usaba diversos métodos. Como, por ejemplo, los recortes de plástico. Las cartas de restaurante, que metía entre el marco y una cerradura sin llave.
Su objetivo, más que claro. Buscaba dinero, en efectivo, y joyas de diverso valor que estaban en los pisos que entraba para robar.
Y es que no es el primer caso de un ladrón de la tercera edad. Los que aprovechan sus años para pasar desapercibidos y también como experiencia. Es el caso de un atracador de 72 años que, con toda la tranquilidad del mundo, robó en una sucursal bancaria a golpe de pistola. En 13 minutos se llevó 76.000 euros.
Un total de 30.000 se llevaron dos personas de 80 y de 73 años. En este caso, con violencia, tras maniatar a sus víctimas para escapar posteriormente en un autobús.
Siempre escapaban de sus robos en transporte público, algo gracias a lo que pasaban desapercibidos.