Mabel tiene un hijo con un 97% de discapacidad y pide en la plataforma Change.org que "las personas como yo podamos dedicarnos 100% a nuestros hijos cuando la edad empiece a pasarnos factura, le estoy pidiendo al Ministerio de Empleo y Seguridad Social que los padres que hayamos cotizado al menos 25 años y que a la vez hayamos sido cuidadores de hijos con gran discapacidad durante más de 15 años seguidos, podamos jubilarnos a los 60 y con el 100% de nuestra pensión, al igual que se aplica esos coeficientes reductores a los mineros, los toreros, los bomberos o los funcionarios", señala.

Según explica, su hijo Julio tiene 16 años, pero su desarrollo cerebral es equiparable al de un bebé de tres meses. No mastica, no habla, apenas puede caminar, se tropieza, no tiene sensación de peligro y padece una epilepsia. Una enfermedad tan rara que se la diagnosticaron hace tan solo dos años.

"Julio es un niño dulce y adorable, pero cuidarle es muy duro. Requiere mucho desgaste económico, físico y psíquico", señala Mabel que tiene tres hijos más, y un empleo a jornada completa y, cuando llega a casa, comienza su segunda jornada laboral. Según cuenta, su hijo requiere cuidados las 24 horas del día, desde el cambio de pañales hasta darle de comer, ducharle, hacer con él ejercicios de rehabilitación o moverle de un sitio a otro. "Cuando es pequeño tú estás más ágil físicamente, pero según pasan los años él pesa más y tú puedes menos. Mi hijo crece y yo envejezco".

"Económicamente es factible. No somos tantas las personas que nos encontramos en esta situación. En la mayoría de las familias uno de los padres deja de trabajar para cuidar de su hijo las 24 horas del día. Somos muy pocos los que tomamos la decisión de compatibilizar la jornada laboral con el cuidado de nuestros hijos con discapacidad. Muy pocos y muy invisibles", concluye.