Las mujeres del coro de Alcalá Meco no sueñan con llegar a Broadway. Ni siquiera a la Gran Vía. Su sueño no es más que conseguir que el coro en el que cantan les ayude a reducir la pena de prisión que están cumpliendo, algo que, de momento, no ha llegado. Pero este coro en el que ensayan cada semana podría ser su primer paso. "Soy un soprano", señala una de las protagonistas de la función. "Estoy muy nerviosa", añade otra.

Todas ellas llevan meses ensayando para actuar delante de sus compañeras. Fernando Hurtado, una de las voces,reconoce que he llegado a practicar la función en su cuarto con sus compañeras. Mariana Popoca, otra de ellas, reconoce que muchas veces se pone a cantar las canciones sin darse cuenta. Pero este coro es mucho más que música.

La coordinadora de actividades Fundación Gabeiras, María Lorenzo, explica que la cultura es lo que da forma al ser humano. "Nos da identidad, nos hace reflexionar y tener empatía. Y eso es un proceso súper necesario para una persona que necesita reinsertarse en sociedad", añade. La experiencia de las intérpretes lo corroboran. Aseguran sentirse en paz cada vez que ensayan. "Muchas personas no saben trabajar en equipo y el coro es así", expresa una de las solitas.

'La voz que nadie escucha' es un proyecto que intenta incluir actividades culturales dentro de las alternativas a entrar en prisión. "Te pueden dejar en suspenso la pena de prisión durante un periodo de dos a cinco años, siempre y cuando no cometas un delito y asumas esa regla de conducta, que nosotras lo que planteamos es que consista en participar en un programa cultural", explica la abogada Esther Pascual.