En 'The Circular Lab', el primer laboratorio de economía circular, desarrollan todo tipo de productos gracias a plástico reciclado. Por ejemplo se crean telas que pueden convertirse a su vez en mochilas o carros de la compra.

Tal y como explican desde el centro de investigación, utilizan bolsas de plástico que ya se han depositado en la basura y los films que rodean a las botellas de agua o refrescos.

Ese tipo de plásticos se tritura en las plantas y se crea una granza a partir de la cual se hacen nuevos materiales que tienen poco valor añadido, como las típicas bolsas que empleamos para depositar la basura.

Pero desde el centro van un pasa más allá, y potencian una línea completa de investigación para conseguir nuevos materiales que tengan mayor valor añadido. Ejemplo de ello es el hilo creado a partir de los residuos plásticos, que a su vez sirve para desarrollar textiles con los que se busca aplicaciones que tengan mayor valor. Aseguran que el valor aumenta por ejemplo llevándolo al mundo de la moda: haciendo zapatillas y mochilas.

Por otra parte desarrollan espumados que permiten fortalecer el material y hacen que puedan volver a su uso original. También hacen espumados más gruesos que permiten utilizarlas como relleno de coches o llevarlo hacia el inmobiliario.