Decenas de animalistas han protagonizado una performance frente al mercado de la Boquería, en la Rambla barcelonesa, para alertar sobre las consecuencias "catastróficas" del consumo de carne, tanto para los animales, que sufren una explotación ganadera intensiva, como para el planeta y la salud humana.

Una decena de activistas, desnudos y salpicados de pintura roja que emulaba la sangre, se han envuelto en grandes bandejas de porexpan como las utilizadas para comercializar carne y otros alimentos, con etiquetas pegadas en las que figuraba el producto que contenían, "carne humana".

La acción pretendía hacer reflexionar a los ciudadanos sobre las consecuencias que tiene el consumo de carne sobre los animales y sobre el planeta, tanto desde el punto de vista medioambiental, debido a la contaminación que provoca la producción, como desde la vertiente sanitaria, por las enfermedades de origen animal que provoca en los humanos.

La coordinadora de la asociación AnimaNaturalis en Barcelona, Cristina Ibáñez, ha destacado que estas enfermedades zoonóticas, entre las que se encuentra el coronavirus, proliferan porque la forma de criar animales "crea oportunidades para que los patógenos salten de los animales salvajes a los animales de consumo, y de estos a las personas".

Según datos de la asociación, el 70% de la producción de grano y legumbre mundial se destina a la alimentación de los animales de granja y el consumo de carne obliga a matar a miles de millones de animales terrestres a la semana, un ritmo que, extrapolado a la raza humana, abocaría a la especie a desaparecer del planeta en un fin de semana.

La entidad animalista, que lucha para que se reconozca que los animales sienten y sufren como las personas, ha denunciado, asimismo, las condiciones de vida de los animales destinados al consumo y ha asegurado que, reduciendo tan solo un 10% la producción de carne, el grano y los productos de origen vegetal que se ahorraría servirían para alimentar a 60 millones de personas.

"Estamos aquí para denunciar el sufrimiento de los animales y defender su derecho a la vida. No es justo que, siendo nutricionalmente innecesario, sigamos explotando y asesinando animales solo para satisfacer nuestro apetito", ha dicho Cristina Ibáñez.