Campos en llamas
Los viñedos se convierten en un cortafuegos para los incendios en Galicia: "Nos han salvado"
El contexto Tras las grandes labores de extinción de las últimas semanas, que se han visto asoladas por la ola de calor y por los numerosos focos que se encontraban activos, las vides suponían una dosis de esperanza para los vecinos.

Resumen IA supervisado
Galicia enfrenta el mayor incendio de su historia, agravado por una ola de calor y múltiples focos activos. En Valdeorras, los viñedos han actuado como cortafuegos, protegiendo aldeas y hogares, aunque algunas cepas fueron calcinadas, reduciendo la cosecha entre un 15 y 20% respecto al año anterior. Este jueves comienza la vendimia, pero no todas las uvas podrán ser llevadas a las bodegas, lo que implica pérdidas económicas significativas. Empresas y viticultores demandan ayudas, subrayando que no se trata de una "España vaciada", sino de una "España abandonada". Los daños aún están siendo evaluados.
* Resumen supervisado por periodistas.
Una de las comunidades que más está sufriendo los efectos de las llamas en España es Galicia, que se enfretnta al incendio más grande de su historia.
Tras las grandes labores de extinción de las últimas semanas, que se han visto asoladas por la ola de calor y por los numerosos focos que se encontraban activos, un gran y espectacular cortafuegos ayudaba a que las llamas no siguieran expandiéndose.
En la comarca gallega de Valdeorras, han sido las vides las que se han convertido en súperheroínas. "Ha sido el gran salvador de nuestras aldeas, que están casi todas rodeadas de viñedos. Nos ha salvado nuestras casas, nuestros hogares y afortunadamente nuestro medio de vivir".
El haberse convertido en un cortafuegos también tiene sus desventajas y es que algunas cepas fueron calcinadas por lo que la cosecha será "entre un 15 y un 20% menos que el año anterior". Este jueves comienza la recogida de la uva en esa zona, pero "lamentablemente" todas esas vides no "podrán llevarse a las bodegas".
Es por ello que se habla de pérdidas económicas importantes, aunque todavía siguen valorándose los daños. Por su parte, empresas y viticultores exigen ayudas: "No somos una España vaciada, somos una España abandonada".