Las mascarillas son una barrera para las personas con problemas de audición. Provocan la distorsión del sonido y, además de ensordecerlo, impiden que se puedan leer los labios, una acción muy importante para la pérdida de sensibilidad auditiva.
Por este motivo, aunque hemos elevado la voz, muchas personas están descubriendo que padecen problemas auditivos que no esperaban. María del Carmen Sixto, audioprotesista, asegura que "las personas que tenían una pequeñita pérdida no lo notaban, pero al poner la mascarilla, al no poder leer los labios, han comenzado a padecerlo".
Es el caso, por ejemplo, de Pamela Granda, a quien una ola le lesionó el tímpano con 13 años. Hasta ahora, no había tenido muchos problemas, pero desde que porta mascarilla escucha peor.
Ana María Martínez es otra de las pacientes afectadas. Sabía que no oía bien pero, dice, iba trampeando hasta que la mascarilla la dejó aislada: "Cuando estás con personas a dos metros de distancia no puedes mantener una conversación".
Las mascarillas reducen entre 4 y 12 decibelios nuestro volumen al hablar. Algo que afecta y mucho a las personas que ya utilizaban audífonos, que no pueden leer los labios. Por eso, en tiempos de pandemia, hay que reajustarlos para adaptarlos a las mascarillas. Pedro Martiñán, por ejemplo, ya tiene su audífono adaptado. Tiene un programa instalado para poder aumentar su sensibilidad si le hablan con mascarilla y evitar pedir que le repitan todo.
La lección es clara: si nos cuesta un poco más entender lo que nos dicen por las mascarillas podría ser normal, pero si el problema es constante, acuda a una revisión auditiva.