A la hora de vender, la inventiva es uno de los recursos más estratégicos. Ser creativo para promocionarse logra generar un impacto que, positivo o no, contribuye a la difusión masiva. En el decálogo del buen vendedor inmobiliario, traducir los recursos en oportunidades se cita como una directriz de éxito.

Esto es lo que nos ha ocurrido al descubrir una vivienda madrileña del portal Idealista que alberga grandes “peculiaridades”. “Excelente ubicación” o “coqueto apartamento”, son algunos de los eufemismos que recoge este anuncio. Las claves de la venta online responden a la idoneidad de las fotografías y, habitualmente, a la falta de precisión que recogen las descripciones. La ambigüedad es una práctica de lo más habitual en un mundo altamente competitivo, donde todo se convierte en elemento de sugestión. No obstante, nada le ha servido a esta vivienda para evitar recibir el sobrenombre de “zulo de las atracciones”.

40 metros han bastado para sembrar la polémica en redes sociales. La vivienda, ofrecida en régimen de alquiler, invita a ser habitada por contorsionistas. Con una mensualidad de 750 euros, su cocina “tipo office” hace una apuesta futurista que rompe con el pragmatismo. Pese a la modernidad del inmueble, totalmente equipado, resulta complejo hacer atractiva esta oferta. Algunos usuarios han ironizado con la posibilidad de que la encimera haga las veces de escalón.

Su distribución se presta a todo tipo de reacciones. La arquitectura de la vivienda nos ofrece imágenes inauditas, con un relato propio. Todas las miradas se posan sobre la escalera, construida sobre la encimera de la cocina. Por su parte, el techo de la habitación, ubicada en el altillo, obliga a los inquilinos a desplazarse de rodillas, haciendo de sus cabezas objeto de golpes. Los tuiteros más ingeniosos, aluden a su altura apuntando que “la lámpara de la mesilla es, a la vez, lámpara de techo”.

El portal Idealista nos regala grandes ejemplos de picaresca. Allí donde los adjetivos se reformulan y las dimensiones parecen ampliarse, se dan cita compradores y vendedores. En esta dinámica, entra en juego un tercer agente. Las plataformas inmobiliarias son susceptibles de visitas de curiosos, quienes navegan con la intención de encontrar anuncios de impacto.