Dentro del acto terrorista que acabó con la vida de 50 personas en dos mezquitas de la ciudad de Christchurch, Nueva Zelanda, destaca la historia de Abdul Aziz, un padre de cuatro hijos que evitó que la masacre fuera aún mayor.

Aziz, un hombre afgano de 48 años, estaba en las proximidades de la mezquita de Linwood junto a dos de sus hijos cuando el responsable de los actos terroristas llegó con una pistola. Entonces, Aziz le lanzó un datáfono para despistarle y que fuera a por él.

Breton Tarrant, autor de la masacre, disparó contra él y, tras esconderse entre varios vehículos, Aziz consiguió zafarse de sus balas. Cuando se le acabó la munición, el terrorista neonazi acudió a por otro arma que guardaba en el maletero y tiró la que portaba entonces. Aziz la recogió y se la lanzó al vehículo, rompiendo la luna del coche y terminando de ahuyentar al asesino.

El imán de la mezquita que Tarrant pretendía atacar aseguró que paró la oración al oír los gritos que se estaban produciendo. Todos se echaron al suelo, pero Abdul Aziz se lanzó a por él, y de no ser de ese modo, ha asegurado, probablemente les habría "matado a todos".

El héroe de la masacre tiene cuatro hijos, y salió de Afganistán de niño como refugiado. Tras más de 26 años en Australia decidió mudarse a Nueva Zelanda y ahora ha asegurado que "no era la hora" de su muerte.