Aunque la supervivencia de cáncer de mama aumenta cada año, esas mujeres se enfrentan a un reto nuevo: volver a trabajar. Según un informe, el 28% pierde su trabajo y el 61% asegura tener dificultades para volver a su trabajo y casi a la mitad de supervivientes (48%) se le reconoce algún grado de discapacidad. En este vídeo, algunas de estas mujeres recuerdan que no todo es tan rosa.

A Mayte Montero le llegó el diagnóstico con tan solo 28 años. "Justamente el día de mi cumpleaños", recuerda. Ese día le hicieron una ecografía y le punzaron porque vieron un bulto: "Me llamaron por teléfono el mismo día para decirme que tenía cáncer". Profesionalmente estaba bien, con un contrato fijo. Y buenas expectativas. "Me comía el mundo", asegura.

Pasó por una operación para extirparle un pecho y aunque pudo trabajar durante dos años más, a los 30 el cáncer apareció de nuevo. "Ahí sí que me tuve que dar de baja. Los tratamientos fueron muy agresivos".

En ese proceso Mayte Montero perdió su empleo. En esta ocasión, porque cerró su empresa. "¿Quién me va a contratar así? ¿dónde me voy a trabajar?", se preguntaba. Durante este tiempo, se quedó "prácticamente en la indigencia con una enfermedad. Sin ingresos".

Pero según explica Beatriz Coleto, coordinadora general del centro especial de empleo VivoFácil, muchas "son despedidas en ese proceso". Concretamente hasta un 28%. "Una persona enferma no está enferma porque lo elija o porque quiera", denuncia Mayte, que asegura que el volver a trabajar le ayudó a sentirse "un poco normal". "Que eres útil para algo", cuenta. Por eso, reclama más empatía no solo a nivel social, sino también a nivel laboral.