En el citado mensaje enviado desde el Palacio de la Moncloa se recomendaba que los ministros, ante las preguntas de la prensa, respondieran que no acostumbran a "comentar" las opiniones, según un informe de Europa Press.
Esa instrucción parece que surtió efecto porque ese miércoles 22 de mayo, día de sesión de control en el Congreso, varios ministros optaron por el silencio a su llegada y salida de la Cámara Baja.
Fue la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría la única voz del Ejecutivo que en unas breves declaraciones aseguró ese mismo día que "respetan" las opiniones de Aznar y subrayó que lo que el Gobierno "agradece" son las "aportaciones" para que en España se vuelva a crear empleo.
Al día siguiente, Mariano Rajoy optó también por la prudencia en una rueda de prensa desde Bruselas, pese a que los periodistas le dirigieron media docena de preguntas sobre este tema. Así, dijo que no iba a entrar en polémicas con Aznar, aunque también aprovechó para dejar claro que no iba a cambiar "el rumbo marcado".
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Entre otras cuestiones, pidió bajar ya impuestos, cumplir el programa electoral y llevar a cabo una acción política más decidida frente a la "languidez de la resignación". También insinuó que podría volver a primera línea de la política activa, una opción que no ven viable en su partido.