éscandalo sanitario

El origen del modelo Ribera, la privatización del PP que cambió la sanidad pública

El contexto El mensaje del CEO de Ribera sobre "alargar las listas de espera para ganar más dinero" reabre el debate sobre un modelo de privatización sanitaria impulsado por sucesivos gobiernos del PP y hoy cuestionado tras nuevas inyecciones públicas para sostenerlo.

Imagen del hospital de Torrejón

El polémico mensaje de Pablo Gallart —"alargar las listas de espera para ganar más dinero"— vuelve a poner bajo el foco el modelo de privatización que impulsa el grupo Ribera. Según la grabación publicada por El País, el CEO ordenó el 25 de septiembre, en una reunión con mandos del grupo y del Hospital de Torrejón, aplicar ajustes para asegurar un beneficio de "cuatro o cinco millones".

El Hospital de Torrejón es un centro público gestionado por Ribera, la empresa que popularizó el modelo de privatización sanitaria desarrollado y expandido por gobiernos del Partido Popular. Ese modelo nació en la Comunitat Valenciana con el Hospital de Alzira, inaugurado en 1999 bajo el gobierno de Eduardo Zaplana. Fue el primer centro de gestión pública entregado a una empresa privada, algo que había permitido dos años antes el Ejecutivo de José María Aznar, también del PP, al abrir la puerta a las concesiones sanitarias.

Alzira se presentó como un ejemplo de eficiencia, pero pronto acumuló pérdidas millonarias que obligaron a un rescate público superior a 70 millones de euros. Pese a ello, el PP renovó la concesión con un coste todavía mayor: la Generalitat pasó de pagar 225 euros por habitante a 379, cifra que con los años escaló hasta los 750 euros. Finalmente, en 2018, el gobierno del Botànic puso fin al contrato.

Mientras tanto, en Madrid el modelo sigue vigeunte y fue impulsado por el PP, especialmente bajo la presidencia de Esperanza Aguirre, que promovió una red de hospitales privatizados entre protestas de profesionales y usuarios. Sus sucesores mantuvieron la estrategia hasta llegar a los 13 centros de gestión privada actuales. Uno de ellos es el Hospital de Torrejón, controlado por Ribera, al que el Gobierno de Ayuso tuvo que inyectar 33 millones de euros este verano para garantizar su funcionamiento.

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