Según se suceden los días se va conociendo más información acerca del dramático suceso ocurrido en Cerro Muriano (Córdoba), sede de la Brigada 'Guzmán el Bueno' X, donde se estaban llevando a cabo maniobras militares. Recientemente han salido a la luz una serie de llamadas telefónicas que certifican el horror que durante largos minutos se vivió en aquella zona; en concreto, dos llamadas al 112 -a las que ha accedido el medio 'El Debate'- que realizó el capitán encargado de ese ejercicio en el que murieron dos militares.

La primera de las comunicaciones ocurre escasos momentos después de que tuviera lugar la tragedia. El capitán explica muy nervioso a la operadora de emergencias que la situación es grave. "Se ha ahogado un militar en el lago, en el campo de maniobras de Cerro Muriano. Necesitamos a alguien de buceo lo más rápido posible; que venga en helicóptero, no encontramos al tío". La mujer, al otro lado de la línea, pregunta si el varón está vivo, y el capitán insiste: "Es que no lo encontramos, necesitamos un equipo de buceo".

"¡No puede ser, no puede ser!", repite el capitán, derrotado por la situación, antes de poner fin a la primera llamada. Como no llega la ayuda, el capitán vuelve a llamar e insiste desesperado en la necesidad de que lleguen ya los buceadores: "Quiero saber la situación. Tenemos un desaparecido dentro del lago. Necesito urgentemente que la Guardia Civil bucee". La operadora intenta calmar al militar informándole de que ya se ha dado aviso tanto a servicio sanitario como Policía Local y Guardia Civil".

No obstante, una vez llegan a la zona del lago se confirma la peor de las noticias: ningún operativo puede hacer nada por salvar la vida de los dos militares fallecidos; uno, el sevillano Carlos León Rico, de 24 años, muere prácticamente en el acto tras introducirse en el lago, cargando además con peso extra en su mochila a modo de 'castigo' por la mala realización de un ejercicio anterior; otro, el cordobés Miguel Ángel Jiménez Andújar, de 34, quien se habría lanzado al agua para salvar a su compañero sin éxito.

La secuencia de los hechos

Lo que se sabe hasta ahora de lo sucedido, según avanza la investigación y se suman nuevos testimonios, es que todo arranca en la madrugada del 21 de diciembre, en torno a las cinco de la mañana. Tal y como ha podido saber 'El Debate', a esa hora el capitán comienza a disparar al aire mientras grita a los militares que se levanten porque "llegan los enemigos". Los soldados, que apenas habrían dormido ocho horas en tres días de ejercicios, se levantan y hacen una práctica consistente en pasar por debajo de unas alcantarillas. Cuando terminan, caminan unos minutos hasta llegar al lago.

Allí, un teniente explica a las secciones presentes cómo se realiza este próximo ejercicio: deben entrar en el agua con la mochila y el fusil en la espalda. Una vez el agua les llega a la altura del cuello, los militares deben colocar sobre el agua la mochila, que en teoría debía flotar, y el fusil encima de esta, y posteriormente patear para terminar esa práctica. El ejercicio resulta ser un fracaso: las condiciones climatológicas provocan que las aguas del lago estén gélidas y, como se ha indicado antes, algunos militares portan un lastre en sus mochilas como 'castigo'.

Además, la línea de vida funciona en realidad como una guía de dirección, pero no sujeta el peso de todos. Al ver cómo se hunden en el y sin que las mochilas no funcionan realmente a modo de flotador, algunos de esos militares de la primera sección se empiezan a agarrar a la cuerda, que acaba hundiéndose hasta el fondo. Algunos soldados gritan desesperados en busca de ayuda y es ahí cuando, además de los fallecidos, se suceden casos de paradas cardiorespiratorias y de hipotermia por los que tienen que ser atendidos inmediatamente a la llegada de los servicios de emergencia.