Además de luchar contra la expansión del Coronavirus, la OMS tiene que hacerlo contra los datos falsos. Tanto, que ha creado un término para definir esa situación: la infodemia.

Mario Viciosa, de Newtral, asegura que cuando hablamos de infodemia lo hacemos de la "sobreexposición a determinadas información que son falsas, o no están contrastadas, o están manipuladas o están fuera de contexto".

Evitarlo es sencillo, dicen los expertos, si se recurre a fuentes oficiales de información y no se da por bueno todo lo que nos llega. Pero también las matemáticas pueden tener la respuesta. Demostrarían que la expansión del virus podría no ser tan alarmante.

Cada enfermedad tiene un ritmo de expansión que se explica a través del conocido como 'R0'. Ese término corresponde al número de contagios que una persona infectada puede generar. El matemático Ángel Manuel Ramos da más detalles acerca de este 'R0'.

"Se estima que el coronavirus tiene un 'R0' de aproximádamente entre 2 y 3. ¿Qué quiere decir eso? Que en una fase inicial de la enfermedad, cada persona infectada va a infectar, a su vez, a 2 o 3 personas", comenta. Para saber si esa cifra es grande o pequeña, pone de ejemplos otras dos enfermedades.

"¿Es una cifra grande o pequeña? Lo podemos comparar por ejemplo con el sarampión, que tiene un 'R0' de alrededor de 16-18, o con la varicela, que está estimado en 6-9", explica.

En una segunda fase del coronavirus, el número de contagios podría aumentar y, por tanto, ese 'R0' también cambiaría. Podría pasar a tener un 'R0=6', es decir, en total 6 personas infectadas en esa segunda fase. Pero si lo comparamos con otras enfermedades, por ejemplo, la varicela, podría tener un 'R0=90', o el sarampión, que podría llegar hasta el 'R0=250'.

Pero ese ritmo de contagio no es puramente exponencial; depende de algunos factores, como los demográficos (a menor población, menor contagio), medidas preventivas, cuarentena, posibles vacunas...

Todo ello, para conseguir que el 'R0' se sitúe por debajo del 1. Es decir, el infectado no tendría a quién contagiar y, por tanto, el virus deja de propagarse y desaparece.