El ministerio de Educación trabaja en un nuevo currículo educativo que dé más peso a un aprendizaje práctico que memorístico, como viene ocurriendo hasta ahora. El objetivo es que todos los alumnos que finalicen la educación básica no solo sepan los conceptos de cada materia, sino que sepan cómo aplicarlos para resolver problemas en la vida real.

Las propuestas de desarrollo curricular, que serán discutidas esta semana en una reunión entre Isabel Celaá y las comunidades autónomas, se centran así en aprendizajes esenciales. Es decir, conocimientos que si el alumno no alcanza le ponen en riesgo de exclusión social.

Por supuesto, la propuesta sigue incluyendo todos los saberes culturales relevantes, pero ya no se estudiarán desde una única perspectiva descriptiva o memorística.

Ocho competencias imprescindibles

El proyecto plantea las ocho competencias que todo estudiante debe adquirir, para su propio desarrollo personal, para la integración social y para la empleabilidad al dar por terminados sus estudios.

Estas competencias son las de comunicación lingüística; plurilingüe; matemática y en ciencia y tecnología; digital; personal, social y de aprender a aprender; ciudadana; emprendedora y en conciencia y expresión culturales.

Conocimientos, destrezas y actitudes

Las competencias se medirán en conocimientos, destrezas y actitudes.

-Los conocimientos se componen de hechos y cifras, conceptos, ideas y teorías que apoyan la comprensión de un tema.

-Las destrezas se definen como la habilidad para realizar procesos y usar los conocimientos existentes para obtener resultados.

-Las actitudes son la mentalidad y disposición para actuar o reaccionar ante las ideas, personas o las situaciones.

En última instancia, se trata de que el joven sepa responder con "creatividad y eficacia a los retos relacionados con ámbitos de la vida real de gran relevancia para el propio estudiante y para la sociedad".

Más autonomía para los centros

Con esta reforma, el Ministerio apuesta por promover la autonomía curricular de los centros escolares, que tendrán además un tiempo del horario escolar para organizar los aprendizajes que consideren más adecuados para su alumnado.

Así, podrán adoptar "experimentaciones, innovaciones pedagógicas, programas educativos, planes de trabajo, formas de organización, normas de convivencia o ampliación del calendario escolar o del horario lectivo de ámbitos, áreas o materias, en los términos que establezcan las Administraciones educativas".

Detalla asimismo la exigencia de que las enseñanzas mínimas "requerirán el 50% de los horarios escolares para las comunidades autónomas que tengan lengua cooficial y el 60% para aquellas que no la tengan".