"La collares"
Cruceros, estatuas o collares: así eran los 'simpas' de Carmen Polo a los que nadie decía 'no' en Galicia por ser la mujer de Franco
¿Por qué es importante? La esposa del dictador Francisco Franco no tenía límites a la hora de satisfacer sus caprichos.

Resumen IA supervisado
Carmen Polo, esposa del dictador Francisco Franco, era conocida por su afición a apropiarse de objetos de valor sin pagar, ganándose el apodo de "La collares". Sus deseos iban más allá de las joyas, incluyendo iglesias y estatuas, como las de Isaac y Abraham del Pórtico de la Gloria, que finalmente han regresado a la catedral de Santiago de Compostela. Durante la guerra civil, el Pazo de Meirás les fue "donado", y Polo lo decoró con patrimonio nacional, como un crucero de Pontevedra y pilas bautismales de iglesias cercanas. Además, se apropió de un traje regional para su hija y ordenó el desmantelamiento de un pazo para adornar los jardines. Aunque prometió restaurar la iglesia de Meirás, fue la parroquia quien asumió el costo. El expolio de arte por los franquistas superó las 2000 obras, muchas aún no devueltas.
* Resumen supervisado por periodistas.
Capricho que se le antojaba, capricho que tenía. Así era la mujer del dictador Francisco Franco, Carmen Polo. No en vano la apodaban "La collares" por su afición a llevarse joyas de las tiendas sin pagar. Sin embargo, sus deseos no se quedaban ahí, también podían ser iglesias o incluso las estatuas de Isaac y Abraham del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago de Compostela, que por fin han regresado a su lugar de origen. Nadie se atrevía a decirle que no en Galicia.
En 1938, cuando España estaba aún en guerra, les 'donan' el Pazo de Meirás y para decorarlo qué mejor que el patrimonio nacional. "Se encapricha de un crucero de Pontevedra y mandan que el Concello haga una copia exacta de él para llevarlo a Meirás", ha narrado el autor del libro 'Meirás: Un pazo, un caudillo, un espolio', Carlos Babío. También pidió que se replicase la pila bautismal de una iglesia de Noia y se llevaron las originales de otra de Muxía para usarlas como macetero en el pazo.
Aunque también tenía caprichos más sencillos, como un traje regional para su hija que, por supuesto, no pagó. Se lo regalaron las mujeres al servicio de España que cosían uniformes o sábanas. Sin embargo, los Franco tenían prioridades. Hicieron desmontar un pazo entero, el de Drodro, para adornar los jardines y a cachos se distribuyó por la finca.
Además, Polo se empeñó en restaurar la iglesia de Meirás prometiendo una donación, pero no. "La iglesia se acaba reparando y pagándola la propia parroquia de Meirás", ha señalado Babío.
No obstante, el gran capricho de la mujer de Franco fueron las estatuas del Pórtico de la Gloria, una joya del románico que se llevaron en 1954. Ahora han regresado a Santiago, pero los fascistas expoliaron más de 2000 obras de arte a los republicanos. Y la mayoría no se han devuelto.
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