A la alcaldesa Sonia Castedo no ha aparecido en ninguna de las dos citas deportivas de este fin de semana en Alicante. Justo, cuando se han cumplido cuatro años de su primera imputación por los presuntos tejemanejes del ayuntamiento alicantino con el empresario Enrique Ortiz.

Castedo no se ha dejado ver, pero sí se ha dejado leer. En una carta abierta ha defendido su inocencia solo cinco días después de su segunda imputación. Ésta vez por el Caso Rabasa. En esa carta expone: "¿Alguien puede decirme dónde y cuando he cometido tráfico de influencias? ¿En qué momento ha existido información privilegiada? ¿Cuándo cometí cohecho?".

La alcaldesa, quita importancia a las conversaciones telefónicas destapadas que la relacionan con el empresario Ortiz. Apunta que nadie ha podido demostrar nada, ni la policía ni la fiscalía. "Han investigado cada gasto, cada compra, cada propiedad y no encuentran absolutamente nada" dice en la carta.

Nada aunque sí que ha habido regalos. Castedo acusa a quienes apuntan como prueba a sus conversaciones de tergiversarlas. "Mezclemos conversaciones, cortemos y peguemos. ¿Qué nos queda? Mucha culpabilidad y poca inocencia", indica en la carta.

Su carta está cargada de preguntas, muchas a sus oponentes políticos: ¿Por qué malgastan sus fuerzas si insisten en que soy cadáver político?". Con todo, deja claro que seguirá al frente del consistorio alicantino: "Aguanto y aguantaré".

El 27 de noviembre tendrá que responder sobre las dudas de corrupción que sobrevuelan sobre ella ante el juez.