En una entrevista difundida en la web del diario "The Washington Post", en las que son sus primeras declaraciones públicas sobre el accidente, Carromero, que conducía el coche, explicó que uno de los vehículos que se relevaron para seguirles durante todo el trayecto "se acercó demasiado".

"De repente sentí un estruendoso golpe por detrás", afirmó el joven político, al explicar que el vehículo llevaba "una placa azul", un distintivo utilizado por el Gobierno cubano, según le explicaron Payá y Cepero. "Perdí el control del coche y también la consciencia, o eso creo, porque desde ese momento mis recuerdos son confusos, quizás por las medicinas que me dieron.

Cuando recobré el conocimiento, estaba dentro de una moderna furgoneta", en la que no viajaban ni Payá ni Cepero, ni tampoco el cuarto ocupante del coche, el político sueco Jens Aron Modig, según afirmó.

Carromero, que insistió en que conducía "con prudencia", fue trasladado a un hospital, donde la primera persona a la que vio fue llevaba un uniforme de oficial del Ministerio del Interior. "El hospital, que era civil, se militarizó de repente", explicó Carromero, que pasó las siguientes semanas "medio sedado y sin saber exactamente que me habían dado".

Sobre el juicio en Cuba, en el que fue condenado a cuatro años de prisión por homicidio imprudente, Carromero asegura que fue una farsa y que fue obligado a mentir y a aceptar la versión oficial de los hechos. El dirigente del PP regresó a España el pasado 28 de diciembre, donde se le ha concedido el tercer grado, un régimen penitenciario que le permite trabajar y acudir solo de lunes a jueves a un Centro de Inserción Social de Madrid para dormir.

Carromero, que según el diario realizó un curso en la Universidad de Fordham, en Nueva York, explicó que decidió hablar sobre el accidente tras reunirse con la hija de Payá, Rosa María, en febrero pasado. "Lo más importante para mí es que la familia de Payá siempre ha defendido mi inocencia, cuando han sido los más golpeados por esta tragedia", aseguró.