Nicolás Maduro se ha presentado en la sede del Supremo venezolano entre aplausos. Ha sido respaldado en un órgano donde han calificado la autoproclamada presidencia de Juan Guaidó de "golpe de Estado".

Venezuela está ahora dividida entre dos presidentes, y eso se refleja en las calles; en la huella de unas protestas y unos enfrentamientos entre manifestantes opositores y militares que han dejado en las últimas horas 16 muertos.

"Todas estas cosas que estamos pasando... No lo veo justo", lamenta una manifestante. No es la única que denuncia la situación: "Queremos un país libre, queremos juventud, pero ellos nos reprimen". Los simpatizantes de Guaidó acusan de represión a un ejército que ha cerrado filas en torno a Maduro.

"Las Fuerzas Bolivarianas no aceptaremos a un presidente impuesto", ha asegurado Vladimir Padrino, ministro de Defensa de Venezuela. Los militares son el gran respaldo de un mandatario que solo cuenta con el apoyo de 11 países; China, Rusia y Cuba, entre sus aliados. Por supuesto, no está Estados unidos.

Maduro les acusa de injerencia y ya ha roto relaciones diplomáticas el país. EEUU ha respondido mediante el vicepresidente del gobierno, Mike Pence: "Maduro es un dictador que no tiene legitimidad para reclamar el poder". Así, no descarta ningún escenario un Trump en una convulsa Venezuela