La expulsión de Precht fue comunicada al arzobispado por el cardenal jesuita español Luis Francisco Ladaria, quien indicó que la decisión del papa se tomó el pasado 12 de septiembre y que esta dimisión del estado clerical conlleva también la dispensa de todas las obligaciones unidas a la sagrada ordenación.

Víctimas de la Congregación de los Hermanos Maristas en Chile señalaron a Precht como partícipe de presuntos abusos sexuales a menores. La Congregación para la Doctrina de la Fe estableció la comprobación de las presuntas conductas abusivas del sacerdote y el Arzobispado de Santiago le impuso la medida cautelar de no realizar actos públicos propios del ministerio sacerdotal.

Asimismo, le conminó a residir en la capital chilena mientras se lleve a cabo la investigación canónica. El cura demandó a la iglesia ante la Justicia ordinaria al asegurar que esa medida violaba sus garantías constitucionales.

A finales del pasado agosto, la Corte de Apelaciones de Santiago decidió no acoger el recurso impuesto por el ya exreligioso, pero el 6 de septiembre la Corte Suprema acogió recurso de amparo a favor del Precht. Con anterioridad, Precht ya había sido sentenciado por la Justicia canónica y en diciembre de 2017 se cumplieron los cinco años de condena canónica que se le aplicaron por "conductas abusivas con menores y mayores de edad".

Al menos una decena de religiosos maristas han sido denunciados por presuntos abusos sexuales a una treintena de niños en colegios de la congregación desde la década de los setenta del siglo pasado. Los casos de los maristas se suman a otras denuncias de abusos contra miembros de la iglesia católica, que han llevado al clero del país austral a la peor crisis de su historia. Durante las últimas semanas la Fiscalía chilena ha registrado varias sedes eclesiásticas en busca de información y antecedentes para sus investigaciones.