Nassem Mohra es un niño de 10 años con una enfermedad renal que ha sido separado de sus padres por Israel. El pequeño teme no volver a ver a su familia después de que las fuerzas israelíes arrestaran a su padre mientras le llevaba a un hospital en el sur de Gaza para un tratamiento de diálisis urgente.

Al final, un vecino llevó a Nassem porque necesita tratamiento regular de diálisis al hospital Abu Yousef Al Najjar en Rafah. El niño ha sido separado de sus familiares en medio de los continuos intensos bombardeos israelíes sobre Gaza. "Tengo miedo de morir antes de ver a mi familia, a mis parientes y a mis hermanos", ha asegurado Nassem, que se encuentra conectado a una máquina de diálisis.

"Quiero que la guerra termine para que podamos volver a nuestros hogares y volver a mi vida normal", ha expresado el pequeño, añadiendo que no había visto a su madre en semanas. El vecino, Adel Haniyeh, ha explicado que había estado viajando hacia el sur a través de Gaza con sus propios hijos cuando reconoció a Nassem y aceptó cuidarlo. El padre del niño fue arrestado en un puesto de control del Ejército israelí.

"El niño está en malas condiciones. Necesita comida especial, su situación es muy mala. Dormimos en una mezquita y venimos aquí (diariamente) en carros tirados por burros", ha detallado Haniyeh, describiendo cómo tuvieron que esperar en cola durante horas para acceder al tratamiento de diálisis.

La Media Luna Roja Palestina ha dicho que el bombardeo israelí de las principales carreteras de Gaza ha dificultado gravemente el paso de ambulancias y otros vehículos de emergencia. Los médicos del hospital de Rafah, cerca de la frontera con Egipto, han asegurado que la escasez de combustible y la insuficiencia de suministros médicos estaban dificultando mucho las condiciones de trabajo allí.

"Tenemos 17 camas para diálisis, que normalmente atienden a 120 pacientes, pero ahora 350 pacientes tienen que utilizar estas camas", ha explicado el doctor Ihab Masher, jefe del departamento de diálisis renal, y ha añadido que el uso excesivo de los dispositivos provocaba que no funcionaran a diario. "Lamentablemente, perdemos pacientes todos los días", ha afirmado Masher.