A las puertas del que hasta ahora era su trabajo, decenas de personas se han concentrado para protestar contra el cierre de la agencia Télam. Lo hacen en la calle, respaldados por compañeros y sindicatos, porque el gobierno de Javier Mileiha blindado con policía federal y un enorme vallado los accesos a esta histórica agencia argentina.
Carla Gaudensi, trabajadora de Télam, asegura que "esta situación inédita en democracia de silenciar un medio de comunicación y de amanecer vallados, sin poder trabajar, no lo van a permitir". "Esta agencia tiene más de 78 de pie y va a seguir de pie", aclara.
De la noche a la mañana y a través de un mail de madrugada, se informaba a sus 755 trabajadores que no fueran a trabajar y su página web dejó de funcionar. Su cierre supone acabar con la agencia de noticias más importante de toda América Latina y la segunda en español, por detrás de EFE. Milei se justifica en que es por dinero aunque alega ser pura propaganda "vamos a cerrar la agencia Télam que ha sido utilizada durante las últimas décadas como agencia de propaganda kirchnerista".
Días después, Manuel Ardoni, portavoz del gobierno maquillaba las palabras de su jefe, trasladando que "nada tiene que ver con la libertad de expresión, ni con la libertad de prensa, ni con ninguna otra cuestión que vaya en contra de las bases democráticas".
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Ardoni también ha sido el encargado de responder a las preguntas de los periodistas que en rueda de prensa le han llegado a preguntar si el método utilizado para despedir a los trabajadores de Télam no era propio de una dictadura. Él claramente lo ha negado, defendiendo lo indefendible.