Es junio de 2019. Una muchedumbre canta y alza los brazos ante un escenario digno de un gran concierto en Sao Paulo. Y en el centro de ese escenario: Jair Bolsonaro. Hacía unos meses que había ganado las elecciones presidenciales de Brasil gracias, en parte, a esa muchedumbre de fieles evangelistas.
Estos cultos, muy atomizados y diversos, entre los que podemos encontrar a bautistas, metodistas, mesonitas o, los más extendidos, pentecostales, llevan varias décadas de crecimiento continuado en América Latina.
"Son un actor social, político y económico", dice Eduardo Saldaña, codirector de 'El Orden Mundial'. La llegada de de Juan Pablo II a la cúspide de la iglesia católica dejó en la región latinoamericana un espacio que estas corrientes han ido ocupando. "Vemos que en estos últimos 20 años, con un 'boom' mediático de nuevas tecnologías, el neopentecostalismo está ganando toda la religiosidad en la región", añade.
Su peso se nota especialmente en Centroamérica, no tanto en el cono sur del continente. Así, en Republica Dominicana, Fabricio Alvarado combina sus sermones con sus intervenciones en la Asamblea Legislativa del país y ha llegado a ser incluso candidato a presidente. En Guatemala, uno de los países con más peso evangelista, pastores como Cash Luna son estrellas mediáticas con millones de seguidores en redes sociales.
"La iglesia católica fue inclinándose en gran parte de hispanoamérica hacia tesis más próximas al marxismo con la teoría de la liberación y en el proceso propio de secularización de esas sociedades los evangelistas han encontrado un hueco", reflexiona Óscar Vara, experto en geopolítica, en el programa Al Rojo Vivo. Han logrado difundirse, continúa Vara, "a través de programas de promoción muy bien financiados desde Estados Unidos". Recuerda cómo hace ya una década, en Guatemala, él vio misiones evangélicas provenientes del gran vecino del norte a promover su ideario: conservador en lo social y muy favorable al mercado en términos económicos.
Estos grupos rechazan políticas pro LGTBI, a favor del aborto o de corte feminista, al tiempo que apoyan ideas liberales como que si uno trabaja lo suficiente, puede saltar barreras sociales o económicas. Todas ellas combinan con las ideas de partidos conservadores y hasta ultraderechistas.
Por eso, no es de extrañar, que en Estados Unidos se aliasen con Donald Trump durante su campaña y mandato. Porque aunque lo más llamativo son los exorcismos que practican o los milagros que dicen obrar... lo cierto es que mueven a millones de personas.
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"Es un error quedarse en la superficie, obviar qué implicaciones pueden tener", dice Saldaña, que recuerda que entender el movimiento puede ayudar a confrontarlo. De hecho, en Latinoamérica hasta los líderes de izquierda han acabado adaptándose: Lula Da Silva lanzó una carta a los evangélicos en las últimas elecciones en las que logró vencer a Bolsonaro y López Obrador, en México, incluso se dejó bendecir.