La escena es insoportable: decenas, cientos, de gazatíes tratando a codazos de hacerse con algo que llevarse a la boca. Lo que sea, lo que pillen, alimentos muchas veces ya en mal estado. Gaza se muere de hambre, o mejor dicho, la están matando, según denuncian las ONG, desde la UNRWA a World Vision, pasando por Oxfam Intermón.

Franc Cortada, director general de esta última organización, ha hecho un hueco para hablar con laSexta. Se confiesa "extremadamente preocupado" y nos da las claves: "Dos millones de personas no saben si comerán mañana y los síntomas de desnutrición y deshidratación ya son más que evidentes, sobre todo en los más pequeños".

Cuenta que en la Franja no hay ya casi de nada: todo, lo más básico, falta. "Alimentos esenciales como arroz, legumbres o aceite se están agotando en todo el mercado. Otros como la harina, los huevos o los lácteos han desaparecido por completo de las estanterías de Gaza", explica.

Una escasez como nunca antes para un pueblo, el palestino, que desde la ocupación israelí hace más de medio siglo siempre ha dependido en gran medida de la ayuda internacional. "Desde que se impuso este asedio solo entra el 2% de los alimentos que entraban previamente" señala Cortada, aportando datos de la ONU.

Para más inri, eso poco que entra -o queda- en algunos almacenes no puede distribuirse. "Por los bombardeos y, sobre todo, por la acuciante falta de combustible", explica. De nuevo, el asedio israelí. La propia UNWRA ya no ha podido repartir este martes y, lo que es más sangrante aún, han sido destruidas la mayoría de panaderías. "Y en las pocas que quedan, nos comentan los compañeros que la gente hace colas de cinco, seis horas, expuesta además a ataques", nos traslada.

"Israel está utilizando el hambre como arma de guerra"

Así que organizaciones solidarias como Oxfam Intermón lo tienen claro: "¡El hambre se está utilizando como arma de guerra contra la población civil de Gaza!" nos dice, categórico, Cortada. Algo prohibido estrictamente por el Derecho Internacional Humanitario.

Así lo recogen los Convenios de Ginebra o la resolución 24/17 de Naciones Unidas, que establecen que "como potencia ocupante, Israel esta obligada a satisfacer las necesidades de la población ocupada y a protegerla; y cualquier denegación del acceso humanitario es una clara violación". Una verdad hecha ley que parece evidente, pero que la comunidad internacional, denuncian las organizaciones, está permitiendo con vergonzosa connivencia.