Estados Unidos está viviendo uno de los momentos más decisivos de su historia política. Millones de norteamericanos han votando para elegir al que será su nuevo presidente durante los próximos cuatro años. ¿Ganará Donald Trump o recogerá su testigo Joe Biden?

El aspirante demócrata roza el triunfo al término de la cuarta noche de un escrutinio agónico, que cada vez deja al actual presidente, Donald Trump, con menos posibilidades de salir reelecto. Pasadas más de 24 horas sin cambios en el Colegio Electoral, Biden mantiene 253 delegados (aunque algunos medios ya le otorgan los 11 de Arizona) frente a los 213 de Trump. Ambos necesitan un mínimo de 270 para ganar las elecciones.

Varios estados siguen con escrutinios reñidos -Arizona, Nevada o Georgia-, aunque la clave para poner fin al largo conteo es Pensilvania, que con sus 20 votos electorales daría automáticamente la victoria al demócrata. En estos momentos, 02.00 hora local (07.00 GMT), Biden lidera el escrutinio en una Pensilvania con el 99% de votos escrutados por apenas cuatro décimas, 49,6% a 49,2%.

Puede parecer poco, pero los 28.877 votos que separan ahora a los candidatos son un gran vuelco respecto a los cerca de 700.000 con los que Trump aventajaba a Biden en la noche electoral en ese estado del llamado "muro azul". Biden también ha logrado darle la vuelta al recuento en Georgia, estado en el que ahora aventaja a Trump por apenas 4.020 votos, un margen muy ajustado con el escrutinio casi completo que dará pie a un recuento en los próximos días.

Georgia asigna 16 delegados al Colegio Electoral y, como los de Pensilvania, Trump los necesita para hacerse con una cada vez más improbable victoria. El tercer estado en liza es Nevada, con Biden al 49,8 % y Trump al 48 %. Una diferencia de 22.657 votos que se ha ampliado en las últimas horas gracias al avance del escrutinio en Las Vegas, dónde también siguen la mayoría de sufragios por contar.

En Arizona, finalmente, un estado que medios como Fox News o la agencia AP ya proyectaron la noche electoral a favor del demócrata pero que otros medios consideran prematuro, la ventaja que tenía Biden se ha ido esfumando hasta los 29.861 votos, 49,6% a 48,7%. Ahora mismo es difícil de predecir cuándo se sabrá qué candidato es el nuevo presidente electo de Estados Unidos ya que las distancias son mínimas en los estados en disputa y los escrutinios más lentos de lo esperado.

El voto por correo, disparado

Según US Election Project, hasta el lunes 2 de noviembre habían votado algo más de 99 millones de estadounidenses, incluidos los 63 millones que lo han hecho por correo y 35 que han acudido a votar de forma anticipada: en estados como Texas, el voto adelantado ya ha superado al total de 2016.

No obstante, el voto por correo plantea un problema: el momento en el que se hace el recuento. Antes de computar este tipo de votación es necesario procesarla de forma adecuada: solo en 32 estados es posible llevar a cabo este proceso desde una semana antes de la jornada electoral (y, de estos, solo unos pocos pueden iniciar el recuento). En otros territorios habrá que esperar al 3 de noviembre para ello, es decir, el elevado número de votos emitidos por esta vía demorará el resultado.

A esto se le suma que en 23 estados los votos por correo se cuentan aunque lleguen algunos días después y en algunos estados incluso se permite su envío hasta un día antes de la jornada electoral, lo que previsiblemente alargará aún más el proceso de recuento y, en casos de un resultado muy ajustado, podría impedir dirimir quién es claramente el ganador.

Trump ha criticado por activa y por pasiva el sistema de voto por correo, advirtiendo de posibles fraudes, al tiempo que no ha cerrado la puerta a no reconocer el resultado si esto no es de su agrado.

¿Cuándo se sabrá el ganador de las elecciones?

Las elecciones en Estados Unidos siguen una mecánica muy compleja. De por sí, responder a la pregunta de quién se ha hecho con la victoria es una tarea complicada, especialmente en las horas posteriores a la votación. Pero la pandemia por coronavirus ha hecho que la incertidumbre sea, si cabe, todavía mayor: el voto por correo se ha disparado, unos estados hacen su recuento antes que otros y el escrutinio final se retrasa.

El sistema electoral estadounidense cuenta con una peculiaridad: los ciudadanos no votan de forma directa, sino que deben apoyarse en una serie de electores, que son los que efectúan el voto final en su nombre. Este proceso, que marca definitivamente quién será el próximo presidente de Estados Unidos, se efectuará el próximo 14 de diciembre, como apunta el Congreso estadounidense.

La entidad que gestiona quiénes son los electores que depositarán el voto de los ciudadanos se conoce como Colegio Electoral. Para cada estado hay asignado un número de electores del Colegio Electoral igual al de miembros del Congreso (Cámara de Representantes y Senado). Por tanto, actualmente hay 538 electores que los candidatos pueden obtener. Para ganar, el candidato debe reunir un mínimo de 270 votos (más de la mitad) de dichos electores.

Se trata de un dato que no se conoce hasta el mes siguiente a los comicios. Además, no siempre es representativo con respecto al voto popular: en más de una ocasión, como le ocurrió a Hillary Clinton en 2016 o a Albert Gore Jr. (rival de George W. Bush en los comicios del año 2000), el candidato con más votos no logró hacerse con la victoria.

Las diferencias entre cada condado hacen que la fecha del recuento final de estas elecciones sea una incógnita. Algunos estados tienen fechas límite más tempranas, mientras que en otros el recuento oficial suele conocerse a finales de noviembre e incluso a principios de diciembre, apunta la cadena CNN.