Ousseynou Sy, de 47 años
y que tenía que llevar a los estudiantes de un colegio de Crema (norte) a un
gimnasio, pero dirigió el autobús hacia el aeropuerto de Linate, en Milán,
quería vengar a los migrantes muertos en el Mediterráneo y para ello había
comprado varios bidones de gasolina y unas bridas de plástico para atar a los
estudiantes.
Tras su detención se ha
conocido que el hombre tenía antecedentes por conducción en estado de
embriaguez y una condena por abuso sexual de una menor, que no había comunicado
a la sociedad que le dio trabajo como conductor del autocar escolar.
Sy les quitó a todos los
teléfonos móviles y ordenó a los profesores que atasen a algunos de los alumnos
a los asientos. Pero uno de los estudiantes consiguió llamar a sus padres, que
avisaron a los Carabineros, después de que Sy les informase de sus intenciones
y les asegurase que "nadie saldría vivo".
De vez en cuando, paraba
y rociaba con gasolina el suelo del autobús. Los Carabineros consiguieron
detener el autocar con algunas patrullas en la carretera y rompieron los
cristales para que los niños pudieran salir. Los alumnos que habían
sido atados pudieron liberarse, ya que los profesores no habían apretado las
bridas.
En un vídeo rodado por
una persona que viajaba en el otro carril de la carretera y que han difundido
los medios de comunicación italianos se puede observar las escenas de pánico de
los chicos, de 10 años, corriendo y gritando por los arcenes. Ninguno de los
niños resultó herido, aunque 14 de ellos fueron trasladados al hospital al
haber inhalado humo.
Sy ha sido acusado de
secuestro, incendio, intento de homicidio múltiple y terrorismo, pero el fiscal
de Milán Alberto Nobile, que ha comenzado las investigaciones, ya ha asegurado
que el individuo no tenía vínculos con el extremismo y que no era un hombre
religioso.
El abogado del detenido
explicó al canal televisivo "Skytg24" que lo que Sy pretendía era
realizar "un gesto importante" para llamar la atención sobre la
tragedia de los muertos en el Mediterráneo, pero que la "acción se le fue
de las manos".
Por otro lado, el diario
Corriere della Sera ha informado de que el hombre, divorciado de una mujer
italiana y con dos hijos adolescentes, había enviado un vídeo a amigos en el
Senegal en el que les pedía que reaccionasen ante las muertes en el
Mediterráneo y les aconsejaba que no viajaran hacia Italia.
El ministro del
Interior, Matteo Salvini, aseguró que hará lo posible para que se le retire la
ciudadanía italiana. Mientras que los medios de comunicación destacan hoy que
el niño que dio la alarma al esconder el teléfono móvil se llama Rami y que sus
padres son marroquíes.