Un grupo de reporteros escandinavos navega entre el Mar del Norte y el Báltico. Divisan en el horizonte un barco que, aparentemente, desarrolla labores científicas o pesqueras. Se acercan para comprobarlo, cuando de repente, se dan cuenta de que a bordo hay un grupo de paramilitares rusos pertrechados con armas de fuego, chalecos antibalas y pasamontañas. "Alguien se acerca con un rifle, ¡mierda! No nos está apuntando, ¿verdad?" dice sorprendido uno de los periodistas, tal y como puede verse en el vídeo.
Es solo es uno de los 50 barcos rusos que, según los países del norte de Europa, analizan parques eólicos, cables submarinos y gasoductos. "El nombre del barco es Almirante Vladimirsky y navega de forma invisible, sin compartir ubicación", asegura uno de los reporteros: son barcos fantasma.
Una investigación conjunta de las televisiones públicas de Suecia, Dinamarca, Finlandia y Noruega, denuncia que Rusia prepara así un posible sabotaje a gran escala en estas infraestructuras. "Es una nueva era de tensión donde si no hay un enfrentamiento directo entre OTAN y Rusia sí va a haber en otras esferas: desinformación, cuestiones económicas, espionaje y manipulación de infraestructuras críticas", afirma al respecto el analista de seguridad y defensa Jesús Manuel Pérez Triana.
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Barcos fantasma que aumentan la tensión entre Rusia y la comunidad internacional. En septiembre del pasado año se detectaron en el Mar Báltico cuatro fugas en los gasoductos del Nord Stream. La teoría más común es que las explosiones fueron causadas por un sabotaje, pero aún no ha quedado claro qué país o qué grupo estaría detrás.