Capítulo 2
'Alligator Alcatraz' no es una novedad: es la secuela del experimento carcelario del sheriff Joe Arpaio en Arizona
El contexto Durante más de 20 años, el sheriff Joe Arpaio convirtió su cárcel en Arizona en un infierno a cielo abierto. Migrantes detenidos por su aspecto, durmiendo en el suelo del desierto y humillados con cada paso. Hoy, esa fórmula regresa con caimanes en Florida y un nuevo ejecutor: Ron DeSantis.

Antes de que los caimanes vigilaran una prisión en medio de la selva de Florida, antes de que Ron DeSantis decidiera encerrar migrantes entre cocodrilos y barro, ya existía un hombre que convirtió el sistema penitenciario en una máquina de castigo y humillación. Su nombre: Joe Arpaio.
Sheriff durante más de dos décadas en el condado de Maricopa, Arizona, Arpaio no necesitaba selvas ni reptiles para sembrar el miedo. Le bastaron tiendas de campaña bajo el sol del desierto, comida podrida y ropa interior rosa. Su cárcel era un experimento en crueldad institucional, un reality show del dolor en tiempo real.
Un sheriff con gusto por el castigo
Desde su primer mandato, Arpaio dejó claro que no quería rehabilitar a nadie. Quería castigar. Y si eran migrantes, mejor. Perseguía a los hispanos con redadas masivas, los detenía sin pruebas sólidas y los hacía desfilar con grilletes como si fuera un espectáculo.
"Ahí lo tienes... El sheriff más duro de América", respondió a Jordi Évole en 2010 cuando se le preguntó si se consideraba racista, nazi o simplemente despiadado.
Su cárcel al aire libre, conocida como Tent City, era un campo de castigo improvisado. Los presos dormían en camastros oxidados, sin ventilación, a temperaturas que alcanzaban los 50 grados. Si alguno se quejaba, la respuesta era siempre la misma: "Esto no es un hotel. Esto es una cárcel".
Trump lo perdonó, DeSantis lo replica
En 2017, cuando Arpaio fue condenado por desacato por ignorar las órdenes judiciales de frenar sus redadas racistas, Donald Trump le concedió un indulto presidencial. No fue un castigo, fue un homenaje. Lo llamó un "héroe de la ley y el orden".
Y ese legado, en lugar de enterrarse, ha echado raíces. Hoy, Ron DeSantis, gobernador de Florida y uno de los herederos políticos de Trump, ha retomado el manual Arpaio. Su versión: una prisión en medio de la selva, rodeada de caimanes. Migrantes detenidos en instalaciones aisladas, sin acceso regular a visitas, servicios ni abogados. Un lugar más pensado para asustar que rehabilitar.
El Alcatraz de los caimanes: secuela o continuación
La prisión de Florida ha sido apodada ya como 'Alligator Alcatraz', y no solo por su ubicación. Como en las películas de terror, los caimanes actúan como barrera natural… y como símbolo. De lo salvaje. De lo inhóspito. De lo cruel.
Pero en realidad, esto no es una historia nueva. Es la precuela no contada de un sistema que ya funcionó antes, cuando Arpaio gobernaba con puño de hierro y desprecio por la dignidad humana.