Dos nuevos proyectos mineros localizados en el municipio turolense de Seno han reabierto el eterno debate de una provincia tradicionalmente arcillosa. A un lado, el impacto económico que estos estos negocios pueden llegar a tener en sus municipios. Al otro, la integridad del entorno: los vecinos denuncian los riesgos paisajísticos y geológicos que conllevan estos proyectos.

Y es que en este pequeño pueblo, de apenas 40 habitantes, se abrirán próximamente dos nuevas minas, una de ellas a tan solo medio kilómetro de distancia de las casas.

La alcaldesa, Raquel Bellés, teme que su proximidad afecte a las fuentes de la localidad si se pinchan acuíferos. También, que el lodo de un barranco pueda llegar a deslizarse hasta las viviendas cercanas.

Lo cierto es que a menos de diez minutos en coche, en el término municipal de Castellote, se localizan otras cinco explotaciones mineras. Una de ellas, El Pilón, se ha convertido en el símbolo de lucha de una nueva plataforma creada, el pasado mes de junio, por 70 vecinos de 14 pueblos diferentes.

Bajo el nombre 'Plataforma de afectados por la minería en Teruel", detractores de este tipo de proyectos denuncian el destrozo de las carreteras y la velocidad a la que circulan los cientos de camiones que atraviesan diariamente la comarca.

Recuerdan, además, que los puestos de trabajo que suelen crear estas minas son residuales y que su impacto en los terrenos es, en muchas ocasiones, irreversible, puesto que las empresas no suelen rehabilitar la zona cuando concluyen sus trabajos.