Los casos de coronavirus van en aumento en nuestro país, que ya cuenta con dos pacientes diagnosticadoscon la nueva variante ómicron. Con este panorama muchos se plantean qué hacer en Navidad, si mantener o no las cenas y comidas de empresa.
Se trata de encuentros multitudinarias, de no convivientes, y el consejo de los epidemiólogos en este sentido es clarísimo: ni se nos ocurra. Salvador Peiró, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, cree que en estas fechas previas a las navidades es más que recomendable "reducir bastante los contactos".
Y a esta voz se suma la de Quique Bassat, investigador del Instituto de Salud Global o la de José Martínez Olmos, profesor de Salud Pública, que desaconsejan celebrar estos eventos en espacios cerrados y consideran que encuentros de este tipo deberían de limitarse a lo estrictamente necesario.
Pero si aún así, insistimos en querer celebrarlas, nos recomiendan hacernos un test de antígenos el mismo día. Una herramienta objetiva que disminuye el riesgo e incrementa los niveles de seguridad, aunque no es una solución al 100% eficaz.
Para lo que mantengan la cena, deberán atender a las restricciones estipuladas en el sector de la hostelería en cada región. Galicia es la más restrictiva, donde no puede haber mesas de más de ocho personas. La Comunidad Valenciana permite solo grupos de hasta diez y en Canarias, de 12 en las islas con mejores datos.
La Rioja y Melilla restringen los aforos interiores al 75% y en Murcia entre un 75 y un 50% , dependiendo del municipio. El resto no tiene restricciones, de momento.
Además de eso habrá que preparar al pasaporte COVID-19 en Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia. País Vasco y Navarra tanto para restaurantes como para discotecas. En Aragón y Baleares es sólo necesario para ocio nocturno.
Millón y medio de funcionarios, más sus familias
Miedo e incertidumbre entre los mutualistas de Muface: "Necesito una operación que mi compañía no me la cubre"
¿Por qué es importante? Son cuatro millones de personas las que ahora temen quedar en un limbo después de que la mutua y el Gobierno no alcancen un acuerdo para renovar la licitación.