El objetivo del Gobierno de Pedro Sánchez es asumir de manera conjunta los daños de la guerra en Ucrania. Para ello, apuestan por un Plan Nacional de Respuesta al Impacto de la Guerra, que incluye un histórico pacto de rentas, sacrificando tanto beneficios para las empresas como subidas de salario.

Donde más se nota la inflación es en la luz, que se ha encarecido 18 euros al día desde el inicio de la invasión rusa. Por eso, se mantiene su IVA al 10%, el impuesto especial sobre la luz al 0,5% y se suspende el impuesto a la autogeneración. También se amplía el bono social eléctrico a consumidores vulnerables, así como los peajes superreducidos a las industrias electrointensivas.

Sin embargo, el plan, a futuro, pasa por acelerar la transición energética para acabar con la dependencia energética del 75% que tiene nuestro país. Este proceso no será inmediato, teniendo que atajarse antes el aumento del precio del gas. Nuestro país, uno de los menos dependientes de Rusia, propone crear reservas estrategicas en Europa y comprar conjuntamente a otros países. Esta última idea es también aplicable para el sector agroalimentario.

Además, el Gobierno plantea aplicar el mecanismo RED, la versión nueva de los ERTE. En cuanto al turismo, ya no vendrán los 1,2 millones de visitantes rusos habituales, que tenían un perfil de estancia y gasto altos. La propuesta pasa por una promoción internacional para atraer visitantes de nuevos mercados.