Carlos Alcaraz hizo historia en Wimbledon, pero en el secreto de su gran victoria está también su trabajo mental antes de la final. Tal y como contó su entrenador, Juan Carlos Ferrero, Alcaraz tenía una obsesión con el uso del teléfono móvil, llama así intento remediarlo sin éxito.

Además de ello, su hermano Álvaro Alcaraz ha confesado en 'Murcia Plaza' que en la noche de antes de la final, jugaron a un conocido juego de mesa: "Fue algo distinto, preferimos jugar al parchís con los miembros del equipo después de la cena". "Carlos y yo íbamos juntos, jugábamos por parejas", dijo.

"Él normalmente va con el verde y yo con el azul, y solíamos ganar", añadió. Fue un remedio tan sencillo como efectivo, que le hizo estar ajeno a lo que se comentaba de él en redes sociales, y quedo mentalizado para hacer historia el día después.

¿Hubo una celebración a lo grande?

"La verdad es que no hubo mucho tiempo para fiestas", confesó Álvaro Alcaraz. Esto se debe a la cena de gala, y los compromisos de Carlos ante los medios el lunes.

"Tras el encuentro y sabiendo que teníamos la cena de gala del torneo volvimos a la casa en la que estuvimos durante esas semanas en Londres, nos vestimos para la ocasión y nos recogieron", explicó.

"Pasamos un buen rato en familia y con el equipo pero sabiendo que al día siguiente Carlos tenía que atender compromisos y luego había que volar de regreso", comentó.

A pesar de todo, se sintió agradecido ante el cariño de la gente cuando aterrizaron en España, ya que fueron recibidos como auténticos héroes: "Estábamos muy cansados tras el vuelo desde Londres hasta el Aeropuerto de la región".

"Allí había personas esperándonos y también en la puerta de nuestra casa... es gratificante ver esa respuesta en la gente", concluyó.