Los jugadores han sido, en parte, culpables del 'boom' del pádel en el mundo y en España, como es el claro ejemplo de Carolina Navarro Björk (Málaga, 1976). Con sus trofeos ha puesto el pádel en el panorama nacional tras nueve años consecutivos siendo número uno del mundo, doce veces campeona de España y, además, cuenta con 100 títulos internacionales.
Como muchos jugadores, su primera raqueta fue de tenis, deporte que comenzó a practicar a los siete años, hasta proclamarse campeona de Andalucía. Finalmente, tuvo que decidir si dedicarse profesionalmente al tenis o a los estudios. "Decidí continuar los estudios", comenta. Por divertirse y hacer deporte comenzó a practicar pádel, con sus hermanas.
En pádel fue profesional a los 19 años y abandonó su Málaga natal para marcharse a Madrid, donde iba a competir, entrenar y, además, estudiar. Gracias a una beca, se licenció en Ciencias de la Actividad Física y Deporte en la Universidad Europea. "Para seguir manteniendo la beca tenía que ganar el Campeonato de España, eso sí que es presión", indica Navarro.
Un año después, con 20, participó en su primer mundial. La veterana malagueña se define como una jugadora "luchadora" y afirma que el deporte "te forma como persona" gracias a los valores que lo encarnan. Según Navarro, fundamentales para el día a día, como el "esfuerzo, superación, empatía, trabajo en equipo...".
“Las parejas buscan resultados muy rápido y no lo son todo”
Con dos lesiones duras, tras las roturas del ligamento cruzado de sus dos rodillas y, una, aunque no tan grave, en las lumbares, pero que arrastró durante varios años, comenzó a trabajar con un psicólogo a raíz de la segunda rotura del ligamento.
"Fui de las primeras jugadoras en contar con el apoyo de un psicólogo. Es fundamental", comenta Navarro. Para rehabilitar, de la mano del psicólogo, realizaba visualizaciones de juego durante los seis o siete meses de lesión. "Me ayudó muchísimo. Lo que diferencia al número 1 del resto es la cabeza, como gestionar la presión, los momentos importantes...", relata.
Navarro respira pádel, lo que le ha "moldeado como persona", pero, aunque haya ganado infinidad de títulos, le ha mantenido alejada de su familia. "El pádel me quita mucho, tiene sus cosas buenas y no tan buenas", afirma, antes de analizar el cambio radical del pádel desde sus inicios hasta la actualidad. "No tiene nada que ver", comenta, "en el circuito Beefeater, el premio era una botella de ginebra, una pala y dinero. Ahora, los premios han subido"
A pesar de los 100 títulos internacionales, nueve años consecutivos siendo número uno del mundo y tres campeonatos del mundo por parejas, Navarro afirma que sigue siendo la misma persona y que, "por darle bien a una pelotita", no es "ni mejor ni peor que nadie". Además, es la presidenta de la asociación 'Palas para todos', creada por su hermana y su amiga y que cuenta con más de 80 jóvenes con diferentes capacidades. "Lo que me ha llenado al 500% es la asociación, es algo indescriptible lo que siento por ellos", indica .
Navarro, durante la temporada, entrena de lunes a viernes, todos los días. Los entrenamientos en pista tienen una duración de una hora u hora y media, al igual que los físicos. Después de comer, carne, pescado y verduras entre semana, "me pego mi siesta, que no falta nunca", según menciona. Ahora se encuentra preparando la pretemporada y, para rendir al máximo, afirma cuidar "cada parcelita de mi vida", desde la alimentación hasta el físico pasando por el fisioterapeuta.
Con 46 años, la malagueña se puede plantear, tras su retiro, ser entrenadora. "Como jugadora me quedarán un año o dos, pero tengo muchas puertas abiertas", concluye.