Fernando Alonsoy Kimi Raikkonen. Kimi Raikkonen y Fernando Alonso. Rivales, y compañeros. Rivales cuando comenzaron en 2001. Rivales cuando uno estaba en Minardi y el otro en Sauber. Rivales en 2005 cuando, en Renault y en McLaren, se jugaron el título. Y compañeros. Compañeros en Ferrari. En un equipo Ferrari que unió a dos campeones del mundo.
A dos de los mejores pilotos que ha habido en todo el siglo XXI. A dos que, según dice Peter Windsor, quien fuese en su día jefe de Williams, formarían de unirse al piloto perfecto.
Formarían al corredor definitivo. Al más fuerte. Al imbatible tanto a una vuelta como en carrera. Porque, según dice, sus habilidades se combinarían de tal manera que serían el mejor.
"Todos te dirían lo mismo"
Así lo dice Windsor: "Si a mis compañeros ingenieros les haces esa pregunta todos dirían lo mismo. Si combinas el talento de Raikkonen con el de Alonso tienes al piloto perfecto".
"Kimi fue casi imbatible a una vuelta. Brillante. Y luego Fernando. No tan bueno a una vuelta, pero pilotaba cualquier cosa en cualquier lugar y no había nadie mejor. Si quisiera se llevaba el coche a casa, veía todas las variables y las maximizaba", insiste Windsor.
Pero matiza: "Si hablamos del piloto más rápido, Raikkonen; si es al que te coge una carrera y te lleva el coche a casa teniendo daños en alerón trasero o delantero, Alonso".
"Soy un gran admirador de Fernando"
"Kimi era rápido, no hay que pensar en él como solo un clasificador, y Alonso tiene sus momentos a una vuelta. Soy un gran admirador de Fernando, no quiero que alguien se piense que no lo soy", sentencia.
Mientras Raikkonen dijo adiós a la F1, Alonso sigue a un nivel extraordinario a sus 42 años. Suma siete podios en este 2013, con un equipo Aston Martin que está poniendo las piezaspara ser campeón del mundo.
Considerado "parte activa"
La UCO sostiene que Piqué fue "parte activa" en el contrato de la RFEF de Rubiales con Arabia Saudí para la Supercopa
El contexto Según el informe de la UCO al que ha tenido acceso laSexta, los investigadores atribuyen al exjugador un papel más relevante del que se creía en la adjudicación del contrato de la Supercopa de España.