Con un Fernando Alonso cada vez más adaptado al Alpine en su vuelta a la F1, Carlos Sainz sigue demostrando que, de los que han cambiado de equipo, es el que mejor está y al que mejor le ha sentado el cambio de colores. En Francia, y con el Ferrari, superó nuevamente a Charles Leclerc y no precisamente por poco en clasificación.

En una en la que fue él quien dio esperanzas al equipo en una pista que podría haber sido un desastre tras los buenos modos que mostraron en Mónaco y en Azerbaiyán. En Paul Ricard, tras un par de Libres algo pesimistas, en los terceros acabó colgándose la medalla de bronce.

Y eso dio moral a Ferrari. Y también se la dio a él mismo. En Q1, cero sufrimiento. Y en Q2, prácticamente lo mismo. Llevando la goma media, Sainz se mostró intratable y con un simple intento puso el coche entre los diez mejores.

Mientras Leclerc se quejaba de problemas con la parte delantera del coche, llegó a pintar algún que otro morado en Q3 para, finalmente, acabar con el quinto mejor crono de todos los que participaron en la 'qualy'.

Palabras mayores son esas, sabiendo que es su primer año en Ferrari, que no existía demasiado optimismo en la 'Scuderia' en este GP de Francia y que por delante hay dos colosos como Red Bull y como Mercedes.

Cuatro décimas entre los Ferrari

Leclerc, dos posiciones por detrás de él... pero a cuatro décimas. Tremenda diferencia la que le metió Carlos a su compañero para que en Ferrari sepan que él puede ser este 2021 el número 1 del equipo.

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