El Málaga está en un momento crítico. La entidad andaluza está en graves apuros y la sombra del Reus aparece en el horizonte. El club catalán no pudo continuar su participación en Segunda llegado el ecuador de la competición y tal es la situación en la entidad albiceleste que solicitaron aplazar su encuentro ante el Cádiz. Ante eso, ante los problemas, una palabra: afición.

Una que está al cien por cien con su equipo, como se vio en la llegada del autobús de los pupilos, pocos pupilos, de Víctor Sánchez para el partido en La Rosaleda ante los gaditanos. Al grito de '¡Qué bonito es!' la hinchada albiceleste trató de insuflar ánimos a los suyos.

No es ni mucho menos un momento sencillo para un equipo que no hace mucho estuvo a punto de cargarse al Borussia Dortmund en Champions League y que en sus filas contaba con jugadores como Cazorla, Joaquín y Van Nistelrooy, entre otros. La situación ahora es bien distinta, y ejemplo de esto es que ante el Cádiz tan solo cuentan con once jugadores profesionales.

Las protestas de la afición contra Al-Thani, jeque y dueño del Málaga, siguen su curso. El motivo, el esperpento del comienzo de curso cuando no pudieron inscribir a jugadores como Okazaki, campeón de Premier con el Leicester hace unos años, por el límite salarial.

En la competición las cosas no les van tampoco excesivamente bien. Tras un curso en el que llegaron a 'playoff' por el ascenso para luego perder en su eliminatoria ante el Deportivo, que a su vez cayó en la final contra el Mallorca, los chicos de Víctor Sánchez del Amo marchan 19º y están en puestos de descenso a Segunda B.